Estrella de la Patria

Padre Guillermo Ortiz SJ.

 

Cuando el cielo no tiene estrellas, la noche es distinta. En vez de invitar a soñar y sentir la grandeza de Dios y el universo, nos da un poco de miedo. Solo las estrellas hacen que lo infinito nos parezca cercano y poblado de luz...

Así, como una estrella del cielo, sobre el inmenso cielo de Argentina, así como un estrella fulgurante, es nuestra Señora de Luján. Nuestra Señora de Luján es la misma Madre de Dios que nos bendijo con el milagro de la carreta misteriosamente empantanada, y que ahora lleva el nombre de la Villa donde quiso quedarse en su imagen de terracota, para seguir bendiciéndonos a todos desde allí, muy cerquita. En esa imagen que después fue vestida con los colores de la patria. Hasta allí peregrinan física y espiritualmente muchedumbres inmensas de hombres y mujeres buscando luz y consuelo, peregrinamos no solo en la oscuridad de la noche física, por la larga carretera que lleva a Luján sino también y sobre todo,- peregrinamos muchas veces la noche espiritual de la vida, la pena, la duda, el cansancio. Allí, en Luján la hermosa Señora nuestra nos mira y nos escucha comprendiendo nuestras penas, porque ella también tuvo pena, acompañando a su hijo Jesús crucificado, por eso nos entiende las perlas. Allí, en Luján, ella nos ilumina con sus ojos de madre y con sus manos juntas intercede ante el Poderoso por sus hijos queridos de Argentina.

Dicen que desde el principio estaba Manuel, un hombre que sin miedo ni vergüenza se animó a permanecer día y noche de rodillas ante la imagen de nuestra Señora, venerándola como madre de Dios y madre nuestra. Manuel la atendía y custodiaba con sus rezos, sus flores y sus velas. Así nosotros, Madre, no queremos hoy tener ni miedo ni vergüenza y rogarte por la patria y todos sus familias implorando sobre todos nosotros tu ternura. 

Ternura del amor de Dios por la humanidad, ruega por nosotros.