Los cinco valores de la Virgen de la Caridad.

Navia García


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Hace poco tiempo, mientras buscaba datos para un trabajo que pensaba escribir, cayó en mis manos un libro del sacerdote jesuita Alberto J. Villaverde en relación con nuestra Patrona, la Virgen de la Caridad del Cobre.
Supe que para redactar el texto en cuestión, el mencionado autor consultó libros antiguos, disponibles en la biblioteca cubana del entonces Colegio de Belén. En 1959, con motivo de la celebración en nuestra capital del Congreso Católico Nacional, las congregaciones marianas, que visitaban el Convento de Las Reparadoras, patrocinaron la reimpresión de dicha obra.


Ahora que la tenía ante mi vista, me llamó la atención un pasaje escrito expresamente por monseñor Eduardo Boza Masvidal, un verdadero pastor de la Iglesia cubana que falleciera en el destierro:
“La imagen de la Virgen de la Caridad viene a ser el símbolo de un pueblo porque en ella podemos encontrar, representados gráficamente, estos valores que constituyen la médula de nuestro acervo espiritual, de nuestra tradición, de nuestra historia, de nuestras aspiraciones. Recordemos esos valores, simbolizados en la imagen pequeñita como una piedra preciosa y querida, como un rico tesoro de nuestra virgencita morena”.


¿Cuáles son esos valores?


EL PRIMERO ES DIOS. La Virgen de la Caridad es la Madre de Dios. En un brazo nos trae a Cristo y en el otro, una cruz. Nuestro amor a Ella es el testimonio de que somos un pueblo creyente.

EL SEGUNDO ES LA PATRIA. Contemplar la imagen de la Virgen de la Caridad es pensar en Cuba porque Ella está indefectiblemente ligada a nuestra nacionalidad y a nuestra historia. Por eso no resulta extraño que, una vez alcanzada la independencia, fueran veteranos del Ejército Libertador quienes solicitaran al papa Benedicto XV que la proclamara Patrona de Cuba.

EL TERCERO ES LA FAMILIA. Ningún símbolo más hermoso de la familia que este de una madre con su hijo pequeño en los brazos. Las mujeres aprenderán en Ella el ideal de la más exquisita feminidad, capaz de cumplir plenamente, con fortaleza y espíritu de sacrificio, la misión de mujer y de madre.

EL CUARTO ES EL TRABAJO. A los pies de la Virgen se encuentran tres humildes pescadores, a los cuales Ella quiso favorecer, con el encuentro de su imagen, para indicarnos que todo trabajo y toda actividad útil a la sociedad, aun la mas humilde, dignifica al ser humano y es motivo de la complacencia de Dios.

EL QUINTO, CONDICIÓN DE TODOS LOS OTROS, ES LA CARIDAD, EL AMOR. “Yo soy la Virgen de la Caridad”, consignaba la tablilla cuando encontraron su imagen, y este título debe ser concebido como una clave de nuestra vida nacional.

La caridad significa deponer los egoísmos, los odios y las venganzas; sustituir los enconos sociales por la unión y la colaboración de todos para el bien común; vivir una sana fraternidad, en la cual todos seamos como los miembros de un mismo cuerpo. La caridad, en definitiva, contribuye significativamente a materializar el ideal de nuestro Martí: una patria con todos y para el bien de todos.

Fuente: Amor y Vida, Cuba