Virgen Poderosa

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

María, me siento tranquilo y en paz en tu presencia. Ya sabes que no es nada fácil.
Si miro a mi alrededor, hay seres humanos para quienes el poder consiste muchas veces en la violencia, en la opresión y en la imposición de la propia voluntad sobre los demás.

Y sin embargo, me doy cuenta aquí, que el verdadero poder se basa en el perdón y en la misericordia. Todo nos viene de Cristo en la Cruz.

¿Cuál es tu poderío o tu fuerza? Al meditarte e invocarte, me doy cuenta de que tu poder radica en tu misma debilidad y en tu plena y absoluta confianza en Dios. Te acuerdas de las palabras del ángel:”Para Dios nada hay imposible”. Y tú respondes: “aquí está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra”.

Tu sencillez y tu humildad son las virtudes que te hacen poderosa. Dios te quiere tanto que se enamora de tu pobreza y de este modo consigues de él cuanto deseas.

Conozco a personas ricas y autosuficientes. No necesitan de Dios ni de ti. ¡Y así les va!

María, admítenos a todos tus devotos en la escuela de tu poder salvador; poder humilde, poder basado en la misma humildad, poder que tiene sus cimientos en la debilidad.

Haz que el poder, tanto el material como el espiritual, se unan armónicamente para que la humanidad se sienta serena y en paz contigo, con Dios y con los demás.

¡Bendito el poder que busca a Dios! Así nunca jamás habrá violencia, sino una alegre convivencia.
Gracias por comprender que mi poder reside en mi debilidad. Por eso acudo a ti hoy, Madre poderosa.

Fuente: autorescatolicos.org