Nuestra Señora de la Alegría

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

Las personas saboreamos alegrías y tristezas, éstas parecen más extensas, porque el tiempo que las tenemos parece que se estira y nunca se termina; pero en realidad, si hacemos balance, nos encontramos con que las alegrías no faltan y no son pequeñas. Bueno, no es así para todas las personas, sino para aquellas que han descubierto la veta de la auténtica alegría en Dios; entre todas estas personas sobresale María, de ahí que con todo derecho la podamos invocar como Nuestra Señora de la Alegría.
Esta es una advocación más con la que los hombres invocamos a María, no es nueva, pues, la veneran con este precioso título desde el s. XVI en una parroquia de Sevilla (en la de San Bartolomé), sede de la antigua Judería, quienes sienten un enorme cariño por esta imagen, considerándola como su especial Patrona.
En muchos pueblos a la Virgen de Pascua, a la del encuentro con su Hijo resucitado, también la invocan así "Nuestra Señora de la Alegría".

No faltan imágenes de María doliente, con su corazón traspasado por siete puñales o de la Madre Dolorosa transida de dolor con su Hijo muerto en sus brazos; pero creo que hay muchas más imágenes de María con expresión sonriente, de alegría, bien sean éstas sedentes o de pie.
Si como mujer sufrió durante su vida, fueron más los ratos de alegría. Disfrutó con su Hijo en brazos cuando era pequeño, cuando le veía crecer, cuando le prestaba su colaboración en las tareas domésticas, o cuando llevaba la responsabilidad del taller. La alegría más grande que le proporcionó su Hijo fue al presentárse1e resucitado, ella contenta y alegre por el triunfo de Cristo y también por la aportación eficaz que prestó a la obra de la Redención. Por eso Nuestra Señora de Pascua es Nuestra Señora de la Alegría.

Entre la variedad de imágenes con expresión de alegría nos sería difícil elegir una como modelo de esta virtud. Cada uno tiene una imagen, la de su especial devoción, que le gusta más, para él ésta sería Nuestra Señora de la Alegría.