María, mujer de compromiso

Carlos Díaz Rodríguez

 

En la sociedad actual, de la cual formamos parte porque el ser humano es un ser que tiene mucho que ver con el aspecto social, no es fácil mantener vivo un compromiso sobre todo si es un compromiso para toda la vida en el servicio de la verdad. Una de las razones por las cuales nos cuesta tanto trabajo el compromiso es por el miedo a fracasar en el cumplimiento de los objetivos planteados, sin embargo, debemos saber que no hay nada que funcione adecuadamente si no existe un compromiso, los asuntos de Dios, las labores de toda empresa, el alcanzar los ideales del camino, etc. Todo esto requiere de valentía para comprometernos sabiendo que no estaremos solos, porque como dice el Papa Benedicto XVI “El que cree nunca esta solo”, ante esto, debemos tener la confianza que cuando nos comprometemos en una causa de bien, Dios pondrá de su parte para suplir aquellas limitaciones que como seres humanos tenemos pero que no nos deben atemorizar para no afrontar un compromiso.

La Virgen María, Nuestra amadísima madre, es un claro ejemplo de lo que es un compromiso por una causa que trascendiera para bienestar de todos, en ella podemos ver un ejemplo a seguir, un conjunto de virtudes que imitar, una madre en la cual confiar, pues ella es uno de los regalos del Padre a la humanidad y debemos aprovecharlo porque ella nos ayudará con su ejemplo a descubrir lo grandeza de Cristo.

Pensemos, el gran compromiso que tuvo y aceptó la Virgen María, el ser nada mas y nada menos, que la madre de Dios, ¡qué labor tan grande pero qué tremendo compromiso!, pensemos en lo que significó para María tal compromiso de no sólo dar a luz a Cristo sino acompañarlo en todo momento incluso en la Cruz, sin embargo, ella confío en el Padre Amoroso y acepto este compromiso en el cual perseveró, feliz y entregada, hasta el final. Es cierto que María no tuvo el pecado original, sin embargo, esto era necesario para resistir a tan alta misión, lo que sucede es que Dios nos da las características adecuadas para las diversas misiones que nos encargan es por esto que aunque no seamos tan santos como María, sí tenemos lo necesario para comprometernos en la misión que María llega a recordarnos, la misión de seguir a Jesús y de construir la civilización del amor.

En estos tiempos que no son evidentemente solo negativos sino también positivos retomemos el ejemplo de María Santísima para no temer al compromiso y de este modo ir construyendo nuestra vida sobre sólidas bases, por ejemplo, en el matrimonio para que este exista se necesita un compromiso que sirva como base para durar toda la vida, es un compromiso importante porque no se hace nada mas ante la otra persona sino ante Dios, el matrimonio no debe verse como una esclavitud por el compromiso sino como una prueba de amor entre la pareja “por amor nos comprometemos ante Dios y lucharemos por vivir siempre juntos en un mismo amor”, es cierto que no todas las parejas llegan hasta el final, sin embargo, la solución ante esto no es evadir el compromiso porque esto solo genera mas conflictos sino usar el compromiso de un modo creativo que evite caer en procedimientos mecánicos, es decir, aplicar creatividad en el matrimonio pensando muy bien las cosas antes de llegar a este punto de compromiso.
Es evidente que el compromiso no es solo en el matrimonio también lo es en la vida consagrada y en la vida laica, sin embargo, si sentimos que Dios nos llama ¡no hay que temer al compromiso porque el será nuestra ayuda! Hay tres puntos por los cuales vale la pena comprometerse:

-Desarrollarse en buenas bases.- Cuando uno razona bien las cosas antes de comprometerse y decide que es para bien y se da cuenta que es lo que Dios desea, entonces crece en buenas bases porque el compromiso solidifica todo lo demás ya que es el resultado de razonamientos y de haber comprendido lo que Dios desea para cada uno, los compromisos que se hacen sin pensar son un gran peligro y, desde luego, no son bases para crecer.

-Guardar fidelidad.- La fidelidad hacía Dios se demuestra haciendo, en la vocación que nos corresponde, el bien. Muchas veces a la fidelidad se le muestra como un camino imposible y aburrido cuando lo cierto es que cuando vivimos una fidelidad “creativa”, es decir, que busca renovarse veremos como sí es posible ser fieles hasta el final.

-Dar fruto.- Cuando nos comprometemos, por ejemplo, a evangelizar permitimos que nuestra vida de frutos, es por esto, que el comprometerse y vivir con base al amor de Dios, que busca nuestra felicidad, lograremos que nuestra vida de frutos que sirvan para la humanidad y desde luego para extender el reinado del Espíritu Santo.

El compromiso no debe verse como una esclavitud, el compromiso debe verse como una decisión libre que nosotros hemos de tomar. Dios nos ha dado libertad por eso nada ni nadie puede llevarnos a comprometernos en aquello que no hemos escogido libremente, por eso los tres elementos del compromiso son: libertad, razonamiento y fe. María Santísima, nuestra querida madre, supo dar ejemplo de todo esto. Termino con unas palabras, llenas de vida, de N.P. Félix de Jesús Rougier M.Sp.S. “Con María todo, sin ella nada”.

Fuente: autorescatolicos.org