El 13, sor Lucía

Alberto Dellacqua 

 

Hace muchos años, cuando era casi un niño, me toco una golosina en una rifa con el número 13. Desde entonces ha sido mi número de la suerte. La rifa la hacía un hombre santo con gran sentido del humor, para divertirnos. Ahora está en el Cielo y en los altares. El uno del trece le recordaba la Unidad de Dios y el tres, la Trinidad. Trucos del amor. Ahora Sor Lucía, se ha ido tras larga espera en viaje raudo a su hogar definitivo, el Corazón de Dios Uno y Trino, donde habita la Santísima Virgen, en el centro amoroso de la Trinidad. La fecha: día 13 de febrero de 2005. El 13, día de las apariciones de Fátima. ¡Qué suerte de misterios encerrará esta fecha, este número! Seguro que despertará la curiosidad de expertos y aficionados. A mi me desborda.

Leo ahora que ella fue la única de los tres pastorcitos que escuchó las palabras de la Virgen. Era un «cofre viviente» que guardaba la verdad sobre los tres secretos de Fátima. Con sólo diez años y acompañada de sus primos, Francisco y Jacinta Martos, vio a la Virgen en la localidad de Cova de Iría (13-5-1917). Lucia la es la única que escucha los tres secretos que les reveló la Virgen: el deseo de Dios de «establecer en el mundo devoción a mi Inmaculado Corazón»; el anuncio del fin de la Primera Guerra Mundial, el inicio de la Segunda y la conversión de Rusia; y un tercer secreto desvelado en 1994 a Juan Pablo II: que el Papa salvaría la vida en el atentado sufrido el 13 de mayo de 1981 porque «una mano materna guió la bala». El 13 de mayo de 2000, Juan Pablo II beatifica a sus primos. El 13 de febero de 2004 Lucia logra leer un fax del Papa en el que le expresaba su cercanía y aseguraba su oración para que pudiese «vivir este momento de dolor, sufrimiento y ofrecimiento con el espíritu de la Pascua, del paso». Los santos no temen hablar de la muerte y menos aún cuando resulta inminente. Sor Lucía muere en su convento.

No se me ocurre más que hacer mías las palabras que Juan Pablo II escribió el día 15 de marzo:

«Que el Señor la recompense ampliamente por el servicio grande y humilde que ha prestado a la Iglesia. Me gusta imaginar que quien ha acogido a Sor Lucía en su paso de la tierra al cielo haya sido precisamente Aquella a quien vio en Fátima hace tantos años. Que la Virgen Santísima acompañe el alma de esta hija suya devota al encuentro bienaventurado con el Esposo divino".

Fuente: Arvo.net