Nuestra Señora de Fátima 

Padre Guillermo Ortiz S. J.

 

En 1917, en el momento de las apariciones, Fátima era una ciudad desconocida, casi en el centro de Portugal. Hoy Fátima es famosa en todo el mundo y su santuario lo visitan innumerables devotos. 
Allí, la Virgen se manifestó a tres niños campesinos de corta edad: Lucía, de diez años; Francisco, su primo, de nueve años y Jacinta, hermana menor de Francisco. Los tres llevaban a pastar las ovejas todos los días. Ninguno sabía ni leer ni escribir, pero sabían rezar y Lucía había hecho ya la primera comunión. 
Habíamos apenas comenzado, cuando vimos ante nosotros, como suspendida en el aire, sobre el bosque, una figura, como una estatua de nieve, que los rayos del sol hacían un poco transparente.
El hecho se repitió tres veces.
La Señora habló con voz amable y pidió a los niños que no tuvieran miedo, porque no les haría ningún daño. Luego los invitó a venir al mismo sitio durante seis meses consecutivos, el día 13 a la misma hora, y antes de desaparecer elevándose hacia Oriente añadió: "Reciten la corona todos los días para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra". 
Con el tiempo, se han construido en Fátima una grandiosa basílica, un hospital y una casa para ejercicios espirituales. Junto a Lourdes, Fátima es uno de los santuarios marianos más importantes y visitados del mundo.