Síntesis de los temas teológicos que se encuentran en el relato guadalupano

Salvador Castro Pallares


Por las puntualizaciones que aporta, consideramos importante reproducir este fragmento del trabajo que con el título de «La Virgen de Guadalupe ante la teología», presentó el muy ilustre señor canónigo doctor Salvador Castro Pallares en el Segundo Encuentro Nacional Guadalupano efectuado en la ciudad de México los días 2 y 3 de diciembre de 1977.

1. En el año 431 el Concilio de Éfeso enseña que María es la «theotokos», por ser la Madre de Jesús, el Verbo encarnado. En el año 1531 la Virgen en el Tepeyac afirma ser la Madre del «verdadero Dios por quien se vive». En el hecho guadalupano no se presenta María como el centro de una religión; ella es solamente la conquistadora de un nuevo pueblo para Dios. Este es su sentido teocéntrico y tradicional.

2. En todo el relato guadalupano domina el cristocentrismo. María es la madre de Cristo, de quien únicamente los hombres reciben salvación. Sin embargo, como después veremos, esta interpretación aparece clara sólo en el México posterior ya catequizado.

3. Importante es también el sentido eclesiológico. María es el instrumento divino para darle eficacia a aquel movimiento misionero que va a desembocar en el Bautismo y en la incorporación de los nuevos miembros de la Iglesia.

4. Adviértase como una característica muy especial del relato guadalupano la orden dada por María a su «hijito Juan Diego» de acudir al representante oficial de la Iglesia, al obispo Fr. Juan de Zumárraga. Aunque la transmisión del mensaje es encomendada al indígena y la Iglesia oficial más bien va a estar en contra, sin embargo el hecho guadalupano no es anticlerical, ni antieclesial.

5. El sentido mariológico predominante es la maternidad divina y la maternidad espiritual de María, que quiere hacerse presente por su maternal protección y su intercesión ante Dios por sus nuevos y atribulados hijos.

6. Este es el significado del templo que pidió María se le erigiera en el Tepeyac. Desde la primera ermita ahí construida hasta la nueva y grandiosa basílica que últimamente se ha inaugurado, ese lugar santificado por la presencia de María
— ha sido el centro de unidad de todos los mexicanos,
— la fuerza espiritual que los anima para vencer todas las adversidades
— y el impulso vigoroso para vivir su fe cristiana.

Por consiguiente, el verdadero guadalupanismo, integrado plenamente en el misterio de Dios, de Jesucristo y de su Iglesia, tiene que ser mensaje social, lucha liberadora contra toda injusticia, edificación de una nación socialmente sana, sin demagogias, ni lucha de clases, ni odios estériles.


Fuente: elobservadorenlinea.com