Sobre la Fiesta de la Virgen de Guadalupe

Paulo Villablanca Quezada


El voluntario chileno en Chiapas comparte sus reflexiones a partir de la historia de la Virgen de Guadalupe y la celebración de su fiesta.

“...Por eso, mucho te suplico, Dueña mía, Reina y Niña mía,
que a algunos de los nobles más valiosos, los conocidos, estimados y respetados,
les des el encargo de pasar y llevar tu mensaje y tu palabra, para que le crean.

Porque, ciertamente, yo soy un campesino de por allí, un cordel, una escalerilla,
la mierda del pueblo, soy hoja, me mandan, me tienen que llevar a cuestas;
y tu, Hija mía la más desamparada, Niña mía, Señora y Reina mía,
me envías a un lugar por donde no ando y no paro. 

Perdoname, daré pena a tu rostro y a tu corazón,
te daré disgusto y caeré en tu enojo,
Señora y Dueña Mía...”

Extracto del diaologo entre San Juan Diego y la Virgen de Guadalupe
Nican Mopohua 39-41
(Traducción del nahuatl al español por Clodomiro Siller)



Ocosingo 2 de enero del año 2004.-



Estimados Compañeros/as
MJD- Chile:

Les saludo desde las nubes del norte al calido sol del sur deseándoles un feliz año nuevo y esperando que estén disfrutando de sus vacaciones de verano y que sus misiones se encuentren en marcha. Les escribo para contarles que estoy bien, y que sigo disfrutando de la misión en la que me encuentro. Diciembre es un mes para compartir, la navidad invita a ello, pero esta carta es para contarles de otra celebración como es la fiesta de la Virgen de Guadalupe.

Hace mucho tiempo como ustedes ya saben, existía en el actual Mexico dos grandes imperios, el Azteca situado en el centro o Tenochtitlan donde hoy es la ciudad de México y el Maya situado en el sureste y Centroamérica hasta Honduras. Culturas que se desarrollaban y crecían en campos muy diversos como poesía, pintura, astronomía, matemáticas, entre otras. La llegada de los españoles marcó la vida de estas culturas, la que en el caso de los Aztecas fue la destrucción de todo lo conocido para asumir vía imposición, las costumbres, lengua y tradiciones de los recién llegados. La evangelización se desarrollaba en ese contexto existiendo estilos de ella, unos que se sumaban a los conquistadores en esa imposición y otros que daban un alto a ello, recordemos el caso de Bartolomé de las Casas por ejemplo. La situación era difícil para los indígenas, ver destruida toda su historia y cultura, además de sufrir atropellos y esclavitud producía sufrimiento y desesperanza. Eran muchos los afligidos de esta América morena y el Plan de Dios debía desarrollarse. Un indígena llamado Juan Diego, sería el mensajero de la misma Virgen que se apareció en un cerro llamado Tepeyac.

Este “indio” hoy Santo, salía de su casa a escuchar la catequesis donde debía caminar unos Km.. Un día todo cambió para él, pues a su paso se le presenta la Virgen que le da un mensaje para el obispo. Juan Diego acepta ser su mensajero, va donde el obispo y este no le cree. La Señora se le aparece nuevamente y el obispo duda y además le pide una prueba, los guardias lo vigilan. Ahora Juan Diego tenía su tío enfermo y ya moribundo y debía ir a buscar al padre para su confesión. Este Juan intentó tomar otro camino para hacerlo rápido, la Virgen se le presenta nuevamente y sana a su tío. Ahora le pide que vaya a la cima del monte y corte las rosas que se encuentran allí, rosas que no podían florecer en invierno. Juan sorprendido por aquellas rosas las hecho a su ayate (especie de manta.) La Virgen le pidió que solo mostrara las rosas al obispo. El mensajero así lo hizo. Llegó hasta su casa y los guardias no querían dejarlo entrar llamándolo mentiroso, pero su mensaje tenía que cumplirse. El obispo apareció y Juan le mostró las rosas soltando su ayate. Sorpresa y admiración fue de todos los presentes al ver no a las rosas sino a la misma Virgen María grabada en su ayate, morena y de signos indígenas.

Hoy ese ayate, es el centro de la Basílica de Guadalupe en el Tepeyac, donde el obispo de Zumarraga mandó a construir en el siglo XVI lo que la Virgen le encomendó a través de un excluido de aquella sociedad de conquistadores y finqueros (dueños de hacienda.) El manto donde se encuentra la Virgen ha sido analizado y no logran descifrar el misterio de su pintura. Lo que para los científicos es misterio para los miles de visitantes de ese lugar es sencillamente la obra de Dios a través de su madre, dejándolos el mensaje de paz y amor y trayendo consuelo a sus hijos americanos.

El mensaje Guadalupano caló hondo en todo México trayendo una luz renovadora a la evangelización y a los indígenas trayendo esperanza en esa madre del Dios creador nahuatl (cultura paralela a la azteca) como está escrito en los relatos de su aparición. El mensaje también ilumina los pueblos indígenas de hoy mensajeros de la paz y amor, tal cual son y tal cual viven capaces de iluminar una sociedad y proponer un mensaje de vida desde su vivencia de Dios. De mi parte me sorprendió la hermosura del dialogo de la Virgen y San Juan Diego y de la importancia que todo México le da a su Madre agradeciéndole la bendición de su mensaje en esta tierra.

La celebración comienza entre el 8 o 9 de diciembre, que es la fiesta de San Juan. Salen de las comunidades antorchas guadalupanas, hombres, mujeres, niños/as y ancianos a veces, que preparados van a buscar el mensaje de la Virgen a una parroquia elegida previamente o a la misma Basílica en la capital. Su vestimenta son guaraches (chalas) y un traje de manta (arpillera mas delgada), su ayate con la Virgen grabada y el lugar donde vienen. Llevan sobre todo la antorcha con fuego encendido signo del mensaje que quieren buscar para encender los corazones de su parroquia corriendo todo el trayecto en relevos y pasando la noche en la parroquia del lugar que les tocó. La condición es que su antorcha no se apague.

Me despido de la tierra donde existe una virgen que ilumina todo México, que es la madre que no está ausente y es el orgullo de sus playeras (poleras.) Es también la patrona de las ermitas, y lugar importante dentro de las imágenes de los templos. Es la celebración religiosa de todos los altares de las casas y motivo de los cohetes que suenan y fuegos artificiales que revientan en su víspera.

Me despido de este Mexico que es América, cuando es tierra de sufrimiento indígena, cuando la economía excluye y los pueblos indios pasan a ser como Juan Diego ante un obispo que no les cree pidiéndole pruebas y ante una sociedad que tiene guardias y vigila...

Paulo Villablanca Quezada
Voluntario chileno en Chiapas, México 

Fuente: op.org