Virgen de las Lágrimas de Akita 

Padre Ángel Peña O.A.R

 

Veamos los principales sucesos y mensajes de nuestra Madre en Akita (Japón), en 1973, a la religiosa Agnes Sasagawa del Instituto de Siervas del Santísimo. Dice textualmente el obispo en su carta pastoral: “Entre los acontecimientos misteriosos sobrevenidos con respecto a la estatua de la Virgen de Akita se puede citar: la sangre que corrió de la mano derecha. Algo, como si fuera sudor, que corría en tan gran cantidad que hubo necesidad de secarlo, sudor que desprendía olores suaves. La cosa más resaltante fue el agua que corría de los ojos, como si fueran lágrimas humanas. Esta lacrimosidad empezó en enero de 1975 y continuó hasta el 15 de setiembre de 1981. En total fueron 101 lacrimaciones. Yo fui testigo, cuatro veces, junto con unas 500 personas que la vieron también. Dos veces gusté esta agua que corría de los ojos y pude comprobar que era salada como las lágrimas de un ser humano. Según el análisis hecho por el profesor Sagisaka de la Facultad de Medicina de Akita, se comprobó que se trataba de un líquido del cuerpo humano.

 

            Hacer salir agua de allí donde no la hay, es ir más allá de los medios humanos. La intervención de una fuerza superior al hombre es necesaria. Y, además, no es solamente agua, es un líquido humano que corre de los ojos como lágrimas y esto más de 100 veces durante varios años, delante de numerosos testigos oculares. No se trata, pues, de un truco... Muchos relatos hablan de curaciones milagrosas de cáncer y otras enfermedades hechos por medio de la santa Virgen. Uno de ellos fue la curación súbita de una mujer en Corea. Esta persona cayó en coma en julio de 1981 a causa de un tumor canceroso en el cerebro y llevaba una vida completamente vegetativa. La Virgen de Akita se le apareció y le dijo que no tenía necesidad de estar acostada y que pronto podría levantarse. Y esto fue lo que sucedió. Ella se levantó curada totalmente de su enfermedad. Las radiografías certifican la curación completa de esta mujer.  

            Otro caso fue el de la curación de la sordera de la propia hermana Sasagawa. El 6 de junio de 1973 le dijo María: ¿Te hacen sufrir mucho las dolencias de tu sordera? Ciertamente curarás. Ten paciencia. La herida de tu mano ¿te duele? Reza en reparación por todos los hombres. El 3 de agosto (1973) le dijo: Mi Hijo y yo deseamos que todos por medio de sus sufrimientos y de su pobreza, puedan reparar los pecados e ingratitudes de los hombres. El Padre está muy irritado y se prepara para castigar a la humanidad entera”.  

            El 13 de octubre de ese mismo año: Si los hombres no se arrepienten y mejoran, el Padre enviará un castigo terrible a toda la humanidad. Será un castigo mayor que el diluvio, algo nunca visto. Caerá fuego del cielo y eliminará gran parte de la humanidad. Los sobrevivientes se encontrarán desolados y envidiarán a los muertos. Las únicas armas que les quedarán serán el rosario y la señal dejada por mi Hijo. Recen el rosario cada día. Al rezarlo, pidan por el Papa, obispos y sacerdotes... La obra del diablo se infiltrará incluso al interior de la Iglesia de tal modo que se verán cardenales contra cardenales y obispos contra obispos... El demonio será especialmente implacable con las almas consagradas a Dios. El pensar en la pérdida de tantas almas es la causa de mi tristeza.  

            La hermana Sasagawa fue curada en un instante de su sordera el 30 de mayo de 1982 en el momento de la bendición del Santísimo Sacramento. Esa tarde me llamó por teléfono y conversamos normalmente. Conozco a la hermana Sasagawa desde hace 10 años. Es una mujer corriente, de carácter franco y abierto, y no se le puede encontrar ningún rasgo patológico. Por lo tanto, no se puede pensar que los mensajes sean fruto de su imaginación. Los estudios hechos hasta ahora no permiten negar el carácter sobrenatural de la serie de acontecimientos misteriosos sobrenaturales con respecto a la imagen de la santa Virgen en el Instituto de las Siervas de la Eucaristía en la aldea de Yuzawadai, del pueblo de Soegawa, en la ciudad de Akita. Y no se encuentra nada que sea contrario a la fe y a la moral. En consecuencia, no prohibo toda devoción a la santa Virgen de Akita en mi diócesis”.  

            Es interesante anotar que la imagen de madera de la Virgen era copia de la de Ntra. Sra. de todos los pueblos, aparecida en Amsterdam (Holanda). Un fenómeno extraordinario que ocurrió en la imagen fue su metamorfosis, es decir, había cambiado milagrosamente la expresión de su rostro. Las hermanas del convento llamaron al escultor que la había hecho y éste dijo: “Me llamaron la atención dos cosas: las mejillas que yo había tallado se habían rebajado y el rostro se había afinado, era una expresión más penetrante por el cambio de nivel de las mejillas”.  

            Según afirma la hermana Agnes, la Virgen le enseñó a rezar después de cada misterio del rosario la oración que Ella les había enseñado a los tres pastorcitos en Fátima: “Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, presérvanos del fuego del infierno y lleva a todas las almas al cielo, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”. Su ángel custodio rezaba muchas veces con ella el rosario. Ella dice que su voz era bella, pero la de la Virgen tenía algo más de divino; la del ángel parecía un canto, la de la Virgen, una oración.  

            También es importante observar que las lacrimaciones de la Virgen han sido vistas por millones de japoneses por medio de la televisión. El obispo declaró que era un verdadero milagro. Aquí María, como en tantos otros lugares, nos avisa de los terribles desastres que amenazan a la humanidad, si los hombres no se arrepienten y nos pide, una vez más, oración, penitencia y rezo del rosario.  

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María es la flor más hermosa de la humanidad,

más pura y bella que los serafines.

Ella es la Madre más santa

que ha vivido en esta tierra.

 

María es la estrella que nos lleva a Jesús.

 

“En las tentaciones,

mira a la estrella,

                     invoca a María” (S. Bernardo).