Orar ante Iconos: El Icono de la Madre de Dios

 

Padre Alberto María, fmp.

 

 

 
 

Es urgente llevar a Jesús al mundo

María también nos enseña, a través de su experiencia con Isabel la urgencia en un determinado servicio: la urgencia de llevar a Dios al mundo.
Cuando María llegó a casa de Isabel, «la criatura que había en su seno saltó de gozo» (Le 1, 41.44), porque Juan Bautista había experimentado la presencia del Salvador. 
Nuestro mundo languidece porque ha perdido el corazón, languidece porque ha perdido el espíritu, languidece porque hacen falta hombres y mujeres que, al igual que la Madre de Dios, hagan presente a Jesús donde quiera que vayan. 
Y es verdad que la presencia de Jesús era desde su seno, pero también puede llevarse a cabo desde la presencia de Jesús en el corazón. 
Y esta es una urgencia imperiosa para nuestro mundo, tanto o más que para el tiempo de Jesús.
La Madre del Señor nos recuerda: Es necesario que vivas de tal manera, que Jesús viva sencillamente en tu corazón que, sin tú decir nada, los que están a tu alrededor reconozcan a Jesús, y desprendas «el suave aroma del olor de Cristo» (cfr. 2 Cor 2, 14-15). 
El Señor quiere que se repita en nosotros esta experiencia de Isabel a través del acontecimiento de María, para que el mundo experimente la presencia de Jesús y salte también de gozo. 
Nosotros, portadores de Jesús y, en el mundo, descubridores, sensiblemente, como fue el caso de Juan el Bautista, descubridores de la presencia de Jesús en nuestra vida.