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Orar
ante Iconos: El Icono de la Madre de Dios
Padre
Alberto María, fmp.
Se ha detenido en mi pequeñez
Y dice: «Ha mirado la humillación de su esclava».
La Madre del Señor también nos recuerda la necesidad de reconocer que sólo soy un hombre, y que es algo inmensamente inconmensurable que Dios haya puesto sus ojos en mí.
Yo no puedo -voy a decir una barbaridad, pero permitidme como a Pablo que la diga- maldecir que Dios me mirara y me consagrara a su servicio.
Y no puedo decirle al Señor: «Abomino, rechazo que Tú te hayas fijado en mí. Más valiera que no te hubieras fijado en mí. Mejor estaría yo».
La Madre del Señor dice: «Cuidado, tú tan sólo eres un hombre.
Y Dios es el Señor.
El se ha fijado en tu pequeñez, y eso para ti es un inmenso don, un grandísimo regalo, un grandísimo pri-vilegio, aunque seas tan miserable y tan mezquino que no valores lo que eso significa para ti.
Reconócete pequeño y necesitado de Dios, y reconoce que es un regalo que Dios te ha hecho al fijarse
en ti».
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