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El
Ángelus
Padre
Ángel Peña O.A.R
El
Ángelus es una oración en honor de María, que comienza: El
ángel (angelus) del
Señor anunció a María...
Se rezan tres avemarías tres veces al día: al amanecer, al
mediodía y al atardecer. Esta devoción comenzó en la Edad
Media. Al atardecer, se tocaba la campana en los conventos e
iglesias para indicar a todos el fin del trabajo del día;
y, en esos momentos del toque de la campana, se rezaba tres
avemarías para saludar a María, recordando la Encarnación
de Jesús. Ya en 1269, en el Capítulo General de los
franciscanos, presidido por san Buenaventura, se ordena a
los religiosos a animar a los fieles a recitar tres avemarías
al triple toque de la campana por las tardes, al terminar el
trabajo diario. Hacia fines del siglo XIII, en varios
lugares, se acostumbraba ya a tocar la campana por la mañana
para indicar el comienzo del trabajo; y también comenzó así
la costumbre de rezar tres avemarías por la mañana, como
se hacía por la tarde, en honor de María, conocida como
estrella de la mañana.
Hacia
fines del siglo XV, ya se había extendido la costumbre, en
algunos lugares, de tocar la campana también al mediodía
de los viernes para recordar la pasión del Señor. El Papa
Calixto III ordenó tocar la campana todos los días al
mediodía, al igual que en la mañana y en la tarde, y rezar
un padrenuestro y tres avemarías, pidiendo a Dios ayuda
para la defensa de la cristiandad, amenazada por los turcos.
Y los Papas desde el siglo XIV, apoyaron esta devoción,
concediendo indulgencias. El Papa Alejandro VI, en 1500,
ordenó que esta costumbre del Ángelus se extendiera por
todo la Iglesia.
Los
santos han practicado esta devoción y siempre la han
recomendado por ser una muestra de amor a María, la madre
querida, que siempre nos ama y protege. Actualmente, se ha
perdido esta costumbre en muchos lugares. Ya no se toca la
campana en las ciudades y tampoco en muchos pueblos. Por
eso, sería recomendable retomar estas buenas costumbres de
nuestros mayores, porque todo lo que signifique amor a María
no quedará sin recompensa y ella, como buena madre, velará
por nosotros en nuestras necesidades.
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