Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro

 

 

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Himno de entrada: María Inmaculada 
Guía: De rodillas mientras nos reunimos en honor de nuestra Madre y de su Perpetuo Socorro. Recordemos su ayuda a todos. Su vida entera es una lección de amor.

Todos: Madre del Perpetuo Socorro, hoy debemos hacer frente a tantas dificultades. Tu imagen nos dice mucho de ti. Nos recuerda que debemos abrirnos a las necesidades del prójimo. Ayúdanos a comprender que nuestra vida pertenece a los demás tanto como a nosotros mismos. María, modelo de amor cristiano, sabemos que no podemos evitar todos los males ni solucionar todos los problemas pero con la gracia de Dios queremos hacer cuanto podamos. Haznos testigos ante el mundo de que lo verdaderamente importante es el amor hacia el prójimo manifestado por medio de las obras. Haz que nuestro actuar cotidiano proclame hasta qué punto nuestra vida ha sido modelada según la tuya, Madre del Perpetuo Socorro.

Guía: María, tú fuiste una mujer de inquebrantable fe. Tu fe en Jesús no vaciló jamás. Modelo de todos los creyentes, ruega al Espíritu Santo por nosotros. Ayúdanos no solo a aceptar todo lo que tu Hijo nos ha enseñado, sino también a llevarlo a la práctica.

Todos: Madre del Perpetuo Socorro, Jesús, siendo niño, acudía a ti para recibir ayuda y sentirse seguro. Tú no veías en él solo la fragilidad del niño, sino que, movida por el Espíritu Santo, comprendiste que Jesús era el Hijo del Altísimo, el Mesías esperado desde hacía tanto tiempo. Siguiendo tu ejemplo de fe, ayúdanos a reconocer a Jesús en los que encontramos en nuestro camino, especialmente en los pobres y en los abandonados, en los enfermos y en los ancianos. Haz, Oh Madre querida, que recordemos siempre que cuanto hacemos a uno de los más pequeños de nuestros hermanos y hermanas, lo hacemos a tu amado Hijo. Que sus palabras penetren en nuestro corazón e influyan en nuestra vida y en la vida de los demás.

Guía: Oremos para que podamos abrirnos a la Palabra de Dios.

Todos: María, mujer de fe, tú has meditado y guardado en tu corazón el sentido de las palabras y del actuar de Dios durante tu vida. Desde la fe has respondido generosamente a su palabra. Mientras escuchamos la Palabra de Dios ayúdanos a estar atentos a su mensaje. Que el Espíritu Santo ilumine nuestra mente y nos dé fuerza para traducir en obras sus palabras.

Guía: Nos ponemos de pie mientras presentamos nuestras peticiones: Concede sabiduría y el don de confirmarnos en la fe a nuestro Santo Padre el Papa N., a nuestro Obispo N., a nuestros sacerdotes, a todos los responsables de nuestra nación, del Estado, y de la comunidad.

Todos: Señor, que tu Madre María interceda por nosotros.

Guía: Concede paz y mutuo entendimiento al mundo entero, especialmente a nuestras casas y a nuestras familias.

Todos: Señor, que tu Madre María interceda por nosotros.

Guía: Haz que los jóvenes respondan generosamente a la llamada del Espíritu Santo profundizando su fe y eligiendo su verdadera vocación en la vida.

Todos: Señor, que tu Madre María interceda por nosotros.

Guía: Haz que gocemos de salud de espíritu y de cuerpo, y ayuda a los enfermos, especialmente…………, a recobrar la salud, si ésa es tu voluntad.

Todos: Señor, que tu Madre María interceda por nosotros.

Guía: Concede el descanso eterno a todos nuestros queridos difuntos, especialmente a……………, y a todas las almas de los fieles difuntos.

Todos: Señor que tu Madre María interceda por nosotros.

Guía: Ahora permanecemos en silencio para presentar nuestras peticiones personales a Nuestra Madre del Perpetuo Socorro.

Guía: De rodillas mientras continuamos nuestra plegaria:

Todos: María, humilde sierva del Señor, necesitamos hoy tu ejemplo a fin de descubrir la voluntad de Dios sobre nuestra vida. En tu vida otorgaste siempre a Dios el primer puesto. Así como en tu corazón meditaste sus palabras, ayuda a cada uno de nosotros a que busque el designio de Dios en todo cuanto hagamos. Danos la convicción de que nada es más importante que hacer la voluntad de nuestro Padre celestial. Haz que gastemos cada instante de nuestra vida en amarlo y en darle gracias. Ayúdanos a seguir tu ejemplo proclamando: Soy el siervo o la sierva del Señor, quiero lo que Dios quiere, cuando él lo quiere, como él lo quiere y porque así lo quiere él.

Guía: Madre del Perpetuo Socorro, tu imagen nos recuerda que tenemos que llevar la cruz como lo hizo Jesús. Padeció valientemente la injusticia, el abandono y la traición, el dolor y el sufrimiento, incluso una muerte de malhechor.

Todos: María, nos dirigimos a ti como a nuestro modelo de sufrimiento y de valor. Has participado en los sufrimientos y en la muerte de tu Hijo; ahora, participas en su Resurrección gloriosa. También nosotros participamos de la cruz de Cristo y, un día, como tú, tendremos parte plena en su Resurrección. Ayúdanos a ser pacientes en nuestros sufrimientos y a confiar en los amorosos designios de nuestro Padre Celestial. Que cuantos sufren en su cuerpo o están turbados en el espíritu experimenten el poder curativo de tu Hijo. Ayúdanos a seguir su ejemplo y a fiarnos por Cristo, con Cristo y en Cristo, de la asistencia del Padre celestial.

Guía: Pedimos a María que custodie nuestras familias.

Todos: Madre del Perpetuo Socorro, bendice con tu tierno amor de madre nuestras familias. Que el sacramento del matrimonio mantenga cada vez más unidos a esposo y esposa a fin de que siempre se mantengan mutuamente fieles y se amen también mutuamente como Cristo nos ama. Ayuda a todas las madres y a todos los padres a que amen a los hijos que Dios les ha confiado. Que siempre sean modelos de una vida realmente cristiana. Ayuda a todos los niños a que amen y respeten a sus padres. Haz que todos valoren el matrimonio cristiano y la vida de familia. Danos sentido de responsabilidad a fin de que nos empeñemos en que nuestros hogares sean lugares de amor y de paz. María, nuestro modelo, ayuda a todas las familias a crecer constantemente en el auténtico amor a Dios y al prójimo a fin de que la justicia y la paz florezcan por doquier allí donde haya una familia humana.

(El acto de Consagración que sigue a continuación se hace la primera semana del mes. En los demás casos se saltan los dos párrafos siguientes)

Guía: Renovemos nuestro Acto de Consagración.

Todos: En unión de todos los miembros de la Cofradía de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro, aquí y en el mundo entero, nos consagramos a tu servicio. Prometemos renovar nuestra entrega una vez al mes y acercarnos frecuentemente a los sacramentos. Te pedimos que nos otorgues la gracia de imitar a tu gran siervo, San Alfonso, así como su amor a ti y a tu Hijo.

Guía: El Espíritu Santo llenó a María de su amor desde el primer instante de su concepción. Por obra suya, María se convirtió en la Virgen Madre de Dios. Por medio del mismo Espíritu Santo fue mujer perfecta, madre perfecta. Imitemos su generosidad, su apertura al Espíritu Santo, y digamos:

Todos: Ven, Espíritu Santo. Llena nuestros corazones con tu alegría y con tu paz, con tu fuerza y con tu amor así como con tu constante presencia en nosotros.

Guía: Recibid el Espíritu Santo. Que esté con vosotros para fortaleceros, sobre vosotros para protegeros, ante vosotros para guiaros, detrás vuestro para alentaros, dentro de vosotros para poseeros totalmente. Por intercesión de nuestro santo patrón, San Alfonso, por intercesión de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro, por los méritos de Nuestro Dios y Salvador Jesucristo, presente en el Santísimo Sacramento del altar, la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros y con vosotros permanezca siempre.

Todos: Amén.

Himno final