Novena a la Virgen de Lourdes 

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Presentación
1. -Cada día al comenzar la Novena, examinemos nuestra conciencia en relación a nuestro compromiso cristiano para con Dios y nuestros hermanos rezando el acto de contrición con profunda convicción que por más que nuestra vida sea piadosa y conforme a lo que Jesús nos pide, en algo siempre estamos en falta por acción u omisión. 

2. -Si descubrimos que en algo hemos ofendido a Dios, o a nuestro prójimo tenemos el Sacramento de la Reconciliación, para celebrar la Misericordia infinita del Padre. 

3. -Al dedicar esta devoción a la Virgen Inmaculada de Lourdes nos tiene que acompañar el firme compromiso de un cambio concreto en nuestras vidas y daremos satisfacción a la Virgen que reclama permanentemente por nuestra "conversión". 

4. -En el transcurso de la novena, sería conveniente acompañar el rezo con actitudes concretas expresadas en: 

Compromiso de cambio 
Ayuda a los necesitados 
Visita a un enfermo 
Reconciliación con algún familiar o amigo distanciado 
Tomar actitudes misioneras anunciando la palabra 
Asumir compromisos como miembro de la Iglesia 
Vivir según el Evangelio 
Defender la vida en todas sus formas 
Cuidar a los niños y a los ancianos 
Oración Principal
Virgen Inmaculada de Lourdes, Madre de Jesús y Madre nuestra. A ti vengo confiado pues se que jamás has dejado de oír las súplicas de los débiles y afligidos hijos tuyos. 

Antes quisiera ponerme y postrarme ante tus pies para honrarte y venerarte humildemente con esta novena. 

Al ponerme ante ti, lo hago dispuesto a aprender de tu vida las enseñanzas que continuamente me das. A ser dócil a tu mandato como en las bodas de Caná entregándonos anticipadamente a Jesús, dijiste a los servidores "Hagan todo lo que El les diga". También lo hago para expresarte esperanzadamente mis angustias, las necesidades espirituales y materiales mías y las de mis familiares y amigos, sin olvidar por cierto las de todos los hombres, mujeres y niños que luchan por una vida digna en este mundo. 
Virgen Inmaculada de Lourdes, que por tu gracia e intercesión el Señor escuche tus ruegos en favor de todos tus hijos y eleve a Dios Padre, esta humilde oración. Amen. 

Primer Día 

Lourdes, lugar de la Cruz
El 11 de febrero de 1858, Bernardita una humilde y sencilla niña va en busca de leña junto a su hermana y una amiguita. Antes de cruzar un arroyo, al borde del río Gave que corre al oeste de Lourdes y cerca de unas sinuosidades rocosas, una asombrosa luz, seguida de un fuerte viento sacuden su corazón. Ni una sola de las ramas de los árboles se mueve a pesar de ese extraño viento.
Luego la hermosa y deslumbrante visión de una bella señora. 

De su misma voz escuchamos como Bernardita relata este acontecimiento repetido una y mil veces ante los interrogatorios a que fuera sometida: "Mis dos compañeras atravesaron el arroyo, situado delante de la gruta. Yo permanecí sola al otro lado y les pedí me lanzaran algunas piedras para poder cruzar sin descalzarme, me fue imposible. Apenas había comenzado a quitarme una media, cuando nuevamente el ruido y el fuerte viento se hicieron sentir. Levanté la cabeza para mirar la gruta y vi una joven vestida de blanco, llevaba un velo también blanco sobre su cabeza; un cinturón azul le ceñía la cintura y una rosa de color amarillo en cada pie. De su brazo colgaba un rosario de cuentas muy grandes. El miedo me paralizó, pero pude ponerme de rodillas y comencé a rezar el Rosario. Cuando lo hube terminado, la joven me sonrió dulcemente y me invitó a que me acercara, pero no me atreví quedándome en mi lugar". También en Pentecostés la luz y el viento irrumpieron en el Cenáculo sobre María y los Apóstoles recibiendo el Espíritu Santo. La acción del Espíritu en nosotros es la de encender y alimentar el amor a Cristo y conducirnos gradualmente a una unión más íntima con Él, y nos da la fuerza poderosa para ser testigos de su Evangelio, con nuestra propia vida. 

La Virgen María ya había recibido esa fuerza, en la visita del ángel, y con su vida ejemplar fue testimonio vivo del Amor de Dios y así se lo manifestó a Bernardita en la gruta de Lourdes. Para que el Espíritu Santo habite en nosotros es necesario invitarlo a pasar, abrir las ventanas de nuestro corazón para que entre y dejarnos conducir por Él, para que siga amando a través de nosotros.

Compromiso: Me comprometo ante la Virgen Inmaculada de Lourdes, a dejarme inundar por la fuerza del Espíritu para que obrando en mí pueda demostrar con mis actos que Jesús habita en mi corazón. 

Segundo Día 

Lourdes, lugar de los pobres
El encuentro entre la Virgen María y Bernardita en la gruta de Lourdes es un acontecimiento de singular significación. Está enmarcado en un hecho puramente humano, simple y cotidiano como el que nos toca vivir hoy a diario. Bernardita es una niña pobre. Sale a buscar leña y huesos para su casa y de ser posible si quedan algunos haces venderlos obligada por las urgencias económicas que tiene su hogar humilde y necesitado. Ella permanentemente enferma requiere cuidados, medicamentos y alimento especial. No tenía ni para comer lo indispensable y su padre estaba sin trabajo. Los niños crecen desnutridos. De los ocho hijos que tuvo doña Luisa, la mamá de Bernardita, cinco mueren antes de los diez años. Bernardita se preocupa de sus hermanos, pero ella tampoco tiene buena salud, sufre del estómago y una epidemia de cólera que había sacudido la región la dejó en un estado más preocupante todavía. El asma otra de sus dolencias la hará sufrir toda la vida. ¿Que más le puede pasar a un pobre?. María sale a su encuentro a compartir y manifestar la bienaventuranza del pobre. La Virgen María sabe que para que Dios entre en el hombre y haga en él maravillas, éste debe ser "verdaderamente" pobre, que se desprenda de todo, que no pretenda nada, así como Jesús nos dice, según leemos en Mt. 11,25 "Te bendigo Padre, Señor del Cielo y de la Tierra porque has ocultado estas cosas a los sabios y poderosos, y las revelaste a los pobres". Ella es el ejemplo vivo de ésta expresión, hay en María una pobreza que traduce en una dependencia total a Dios. En la Anunciación entrega y confianza. En la Visitación, servicio, en el Calvario, desprendimiento de lo más querido: su Hijo. 

Compromiso: Me comprometo ante la Virgen Inmaculada de Lourdes, a adoptar la actitud del pobre confiando en la voluntad del Padre y asumiendo actitudes de servicio y desprendimiento por los hermanos más necesitados. 

Tercer Día 

Lourdes, lugar de los enfermos y afligidos
En su tercera Aparición, el 18 de Febrero, la Virgen María no le promete a Bernardita un lecho de rosas. Bernardita trata de hablar con la aparición, hasta le ofrece papel y pluma para que escriba su nombre o le manifieste quién es. La aparición solo se expresó con una dulce sonrisa, tal cuál lo había hecho cuando en la anterior aparición Bernardita le echara agua bendita, aconsejada por la gente, por temor a que fueran cosas del diablo. Pero a continuación le dio tres avisos - "lo que tengo que decir no es necesario escribirlo", para luego pedirle dulcemente "¿Quieres hacerme el favor de volver aquí durante quince días?", y por último: "No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero si en el otro". Y así sucede. Toda la familia sufre hambre y frío, enfermedades y marginación. Así es la vida para esta pobre niña, no hay triunfos humanos ni cambios económicos, siempre la misma pobreza, penas y angustias; agravado todo esto por los interrogatorios y amenazas de las autoridades que le producen dolor y temor, pues no quiere ver a sus padres en la cárcel. Pese a ello Bernardita concurre a pedido de la Señora durante quince días. Esa es su felicidad, aunque todavía no sabe quién es esa hermosa joven, presiente la figura maternal de María y acude confiadamente a la cita. María se muestra nuevamente presente en los acontecimientos de nuestra vida, ella está allí donde nosotros la necesitamos, en la aflicción, en el dolor, en la angustia. Está allí como estuvo junto a su Hijo en la cruz. Silenciosa pero presente. No como una espectadora insensible, sino que toma parte activa, transformando el dolor y la angustia en ofrenda de salvación y esperanza. 

Compromiso: Me comprometo anta la Virgen Inmaculada de Lourdes, a ver el dolor y aliviarlo. Ver la pobreza, y compartir mi alimento. Ver la injusticia y tratar de repararla. Y sabiéndome débil, le pido "su mirada" parra poder Ver. 

Cuarto Día 

Lourdes, lugar de oración
Cuando Bernardita describe a la visión, señala siempre a la Señora con un gran rosario en sus manos. Ella misma atemorizada, a modo de defensa, en la primera aparición y luego en las siguientes en pleno éxtasis apela al rezo del Santo Rosario que llevaba siempre en su bolsillo y del que no se desprendía nunca. Para ella es su método más preciado de oración. La Santísima Virgen María la invita con sus gestos a orar de esa manera y la acompaña en el Padrenuestro, pasando las cuentas del Ave María en silencio. Bernardita lo relata elocuentemente. "La Joven tomó el Rosario que tenía en sus manos e hizo la señal de la Cruz. Yo empezaba a perder el miedo y volví a tomar mi Rosario. Por segunda vez intenté santiguarme y el pánico que experimentaba comenzó a desaparecer, pude ponerme de rodillas y rezar delante de Ella. La Joven recorría las cuentas entre sus dedos, pero no movía sus labios". Lourdes es lugar de oración. La Virgen lo quiso así. Mas tarde en la octava aparición, el 24 de febrero, le pide expresamente que rece por los pecadores. En la oración nos comunicamos con Dios. De ahí que hablar de oración equivale a hablar de la vida referida a Dios, plena y vital, como una relación de amor. En la oración, como en todo, es Jesús nuestro modelo y guía. El nos enseña a hablar con Dios Padre, a estar pendiente y en continuo diálogo, a saber escucharlo. Ante cada acontecimiento importante, ante cada decisión a tomar, se pone en actitud orante. María continua en ese espíritu y centra su vida en la oración. Con Bernardita nos invita a imitarla. 

Compromiso: Me comprometo ante la Virgen Inmaculada de Lourdes, a mantener una vida de oración constante que disponga mi Espíritu en una permanente actitud de diálogo y disponibilidad a la voluntad del Padre. 

Quinto Día 

Lourdes, lugar de pertenencia y conversión
El miércoles 24 de febrero, se produce la octava aparición es el quinto día de la quincena maravillosa a la que Bernardita fue invitada a concurrir. Allí escucha atenta las indicaciones de la Señora, quién le pide besar la tierra en señal de penitencia y rogar por la conversión de los pecadores, Bernardita lo cuenta así: "Después de una sonrisa se entristeció y lloró ¿por quién?. Otra vez por los pecadores. La visión me ha dicho ¡penitencia! ¡penitencia! ¡penitencia!". En el corazón de Bernardita y en su propia memoria esas palabras quedaran profundamente grabadas nunca podrá borrarlas. Son en definitiva las que le remarcarán el camino y las que con su vida dará el ejemplo. María atenta y preocupada por la marcha de la humanidad no deja por un instante de recomendar que sigamos las enseñanzas de Jesús y hacer la voluntad del Padre. El pecado rompe ese vínculo de amistad entre Dios y los hombres. Ella ya había sufrido en el calvario junto a su Hijo quien entrega su vida para reconciliar a la humanidad, para culminar la Nueva Alianza y sigue sufriendo r nosotros. Ella es el refugio de los que hemos caído, es la abogada y defensora nuestra, es la Madre tierna y misericordiosa que se aflige cuando nos apartamos del camino que Jesús con su vida nos señaló, es la Madre cariñosa que atenta nos llama al arrepentimiento y conversión. Es la Madre que nos sabe débiles y sufre por cada uno de nosotros, pero confía también en que seremos capaces de reconocer nuestra fragilidad humana y humildemente de la mano de Ella presentarnos ante el Amor Misericordioso de Dios Padre, que nos espera siempre, animoso y paciente como al hijo pródigo, o sabe buscar las formas para salir en nuestra búsqueda como el Buen Pastor. Con la ayuda de nuestra Madre la Virgen María, siempre hay una forma de volver.

Compromiso: Me comprometo ante la Virgen Inmaculada de Lourdes, a renovar mi compromiso de conversión y esforzarme por llevar este mensaje de amor y misericordia a todos los hombes. 

Sexto Día 

Lourdes, lugar de Fe
Después de la primera Aparición, Bernardita se sintió permanentemente atraída hacia la Gruta y siguió acudiendo a las citas con la Señora. Cada vez la acompañaban más curiosos, que aunque llevados por el acontecimiento no veían con buenos ojos las actitudes de la niña. A pesar de esas burlas y persecuciones Bernardita no se desanima y cumple lo prometido, concurrir durante quince días. Cuando es amenazada por las autoridades a no volver más allí, llora pensando que ya no podrá volver a ver a la Señora. Su padre quiere consolarla y la abraza, mientras ella dice: "Papá, si no puedo volverla a ver me moriré de dolor", "No tengas miedo, la verás y yo mismo te acompañaré" le responde el padre con inmensa comprensión y amor. Esta actitud nos habla de plena confianza y profunda FE. Bernardita cree desde un principio en la Madre de los creyentes. "En la expresión" Feliz la que ha creído" podemos encontrar como una clave que nos abre a la realidad íntima de María" dice el Papa Juan Pablo II en el documento Redemptoris Mater. Feliz la que ha creído. Esta expresión inspirada por el Espíritu Santo, en el momento en que María en plena actitud de servicio visita a su prima Isabel pronta a dar a luz al Precursor, nos muestran en plenitud el reconocimiento de quién descubre en el otro el comportamiento que transforma la entrega total y confiada a la voluntad de Dios. La Fe es abandonarse a Dios, pero produciendo un cambio en nuestra propia vida, que trasciende más allá de nosotros mismos. Es el SI, sin condicionamientos de María, sin peros, sin en otro momento. Es el Si que transformó a María y a toda la humanidad. Es el Si de la Fe. 

Compromiso: Me comprometo ante la virgen Inmaculada de Lourdes, a revisar mi fe. Ver si está viva y sólida, apoyada en roca firme, o si apoyo mi vida solamente en mis fuerzas, esforzándome por poner verdaderamente mi confianza en Dios. 

Séptimo Día 

Lourdes, lugar de milagros
Durante la novena Aparición, el 25 de febrero, Bernardita escuchó con atención y alegría todo cuanto la visión le manifestara. "Ayer la Señora se Preocupó de los pecadores, es decir de los enfermos del alma. Hoy lo hará por los enfermos del cuerpo". Así cuenta Bernardita esta experiencia. Agregando "La Señora me dijo: ve a beber a la fuente y lávate". Bernardita levanta la vista como para interrogar a la visión, pues no hay fuente alguna por allí, salvo el río Gave, pero luego como habiendo comprendido va al fondo de la gruta y toma con sus manos un poco de agua fangosa. Beberla le da un poco de asco, pero luego de tres intentos toma un poco y se lava la cara con ella. Del hueco donde había escarbado comienza a brotar un tenue hilo de agua, que al poco tiempo se trasformará en un manantial de agua limpia y caudalosa. A continuación Bernardita come un poco de hierba. "Se volvió loca" es la murmuración de la gente, pero ella termina con el pedido de la Aparición y regresa a su sitio. De esa fuente de agua, provinieron innumerables milagros de curaciones asombrosas, comprobados por la ciencia y reconocidos por la Iglesia desde ese entonces hasta nuestros días. El cristiano ha sabido ver en esto, el símbolo claro del agua que recibimos en nuestro Bautismo y testimonia la vida nueva que proviene de la fe en Cristo. Al recibir esta agua estamos aceptando lo que Dios nos da por medio de María: su Hijo que es quién calma la sed a todo hombre, cura el corazón de todo pecado y nos da la fuerza y la salud para vivir como El vivió; comprometido y solidario con el pobre, el necesitado, el afligido, promoviendo al hombre a la dignidad de Hijo de Dios. 

Compromiso: Me comprometo ante la Virgen Inmaculada de Lourdes, como Bautizado a testimoniar con mi vida, la Vida que llevo dentro, como parte integrante del Pueblo de Dios, la Iglesia misma. 

Octavo Día 

Lourdes, lugar de Peregrinación
El martes 2 de marzo de 1858, se produce la decimotercera Aparición. Al, decir de las autoridades del lugar una muchedumbre calculada en mas de mil seiscientas personas, concurren al lugar desde horas muy tempranas. Bernardita acude ese día y como en los anteriores con un cirio en su mano, hace la señal de la cruz. Hace los gestos de siempre, besa la tierra, recorre el lugar de rodillas y comienza a rezar el rosario. Pronto entrará en éxtasis. Como en otras oportunidades recibe un secreto personal, y un pedido que a sus ojos le parece casi imposible de conseguir - "Dile a los sacerdotes que edifiquen aquí una Capilla... y quiero que se venga en procesión" Cuando Bernardita manifiesta este pedido a los sacerdotes, obtiene como respuesta la incredulidad. Se necesitan pruebas, saber quién es esa señora, su nombre o una demostración palpable. Esto entristece a Bernardita. Ni el cura ni las autoridades le creen ¿cómo va hacer para que le construyan la capilla? No obstante la gente sigue concurriendo al lugar. "La Iglesia camina y va al encuentro del Señor. Pero en este camino . . . procede recorriendo de nuevo el itinerario realizado por la Virgen María, que avanzó en la peregrinación de la Fe" nos enseña Juan Pablo II en Redemptoris Mater. Similar tiene que ser nuestra actitud, avanzar en la peregrinación de la Fe, caminara través de su historia por los caminos que nos marca, superar todo tipo de dificultades con una actitud llena de esperanza, buscando de interpretar los signos que nos marca el tiempo que nos toca vivir, para dar la respuesta del Evangelio, al hombre que camina junto a nosotros, respetando su cultura y su propio tiempo, conscientes -al igual que María-que muchos interrogantes por el momento no podrán ser explicados, ni comprendidos. Pero no dejemos de caminar, de peregrinar, de avanzar buscando la construcción de un mundo lleno de amor, paz y justicia. 

Compromiso: Me comprometo ante la Virgen Inmaculada de Lourdes, a recorrer el camino de mi vida confiando en la voluntad del Padre, y acompañar solidariamente el peregrinar de todos los hombres. 

Noveno Día 

Lourdes, lugar donde la Virgen se manifiesta
Era el 25 de marzo, justamente el día de la Anunciación, cuando Bernardita despierta muy temprano con grandes deseos de ir a la gruta y preguntar a la Señora su nombre con el objeto de cumplir con las exigencias del señor cura y de esa forma que se construya la capilla. Ensaya una fórmula para poder preguntar sin turbaciones. Unas cuantas veces repite a solas: "Señora, ¿quiere tener la bondad de decirme quién es usted, por favor?. Parte para la gruta. Se produce la decimosexta Aparición, y ya frente a la Señora no se puede contener y dice entrecortada -Señora, ¿quiere tener !a voluntad (en lugar de bondad)....La aparición no hace mas que sonreír. A la cuarta vez y ante la insistente inquietud de Bernardita responde extendiendo los brazos:"Que soy la Inmaculada Concepción". Sonríe nuevamente y desaparece Bernardita corre a contarle al cura lo que ha escuchado, lo repite constantemente durante el camino. Para ella es algo incomprensible, -hacía cuatro años que el Papa Pio IX había definido el dogma de la Inmaculada- pero está feliz porque le ha dicho su nombre y conseguirá la construcción de la capilla. Es su único anhelo, cumplir con el pedido de la Aparición. Después de este gran acontecimiento, Bernardita tendrá los dos últimos encuentros con la Virgen María en la tierra. Una vez el 7 de abril, donde vuelve a pedirle que construyan una capilla, y finalmente el 16 de julio, festividad de la Virgen del Carmen; es la despedida. Esta manifestación nos muestra el misterio de la plenitud de gracia que hay en María. Desde el primer instante de su concepción, es decir de su existencia, es de Cristo participando de ese modo en la misión salifica y redentora de la humanidad. Por eso como María ha estado en todo momento llena de Dios, siempre ha compartido la vida sobrenatural de la gracia que derrama en cada uno de nosotros. Ella trajo en su seno al que venció al pecado y nos llama y da fuerza a vencer en nosotros mismos las consecuencias de nuestras faltas contra Dios y el Prójimo.

Compromiso: Me comprometo ante la Virgen Inmaculada de Lourdes, a luchar y destruir los signos de pecado en mi vida y en la de quienes me rodean. 

Oración Conclusión
Virgen Inmaculada de Lourdes, Madre amada y querida, he gozado en tu presencia y me quedo reconfortado. 
Soy consciente y asumo la realidad de la vida que me toca vivir, pero sé que me has escuchado, has atendido mis ruegos y algo ha cambiado en mi. He meditado brevemente las enseñanzas que nos has dejado en tus manifestaciones ante Santa Bernardita allá en la Gruta de Lourdes, y tus expresiones y gestos me hacen ver la vida de forma diferente, los acontecimientos que la forman no han variado, el que ha cambiado he sido yo. 

He tomado conciencia, que el que debe modificar la vida con tu ayuda es uno mismo, siguiendo tus enseñanzas que son las enseñanzas de Jesús, que en su Evangelio nos propone una vida nueva al servicio de los demás, una vida llena de amor, paz y solidaridad. Una vida comprometida con el hermano que sufre, con el hermano marginado y despreciado por la sociedad que intenta reemplazar al Dios del amor por el dios del poder, el dinero, la corrupción. Te llevaré donde yo vaya para compartir con mis hermanos, la riqueza de la Buena Noticia y del Amor Misericordioso de Dios. Amen.

Fuente:  yocreo.com