Fundamentos del método del rezo del Rosario

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¡Por el mar de la vida, naveguemos con María! Los misterios de la vida de Cristo que contemplamos con Ella en el Rosario, serán nuestras balizas. Según sea nuestro rumbo, gozoso, luminoso, doloroso o glorioso, como la mar refleja el cielo, nuestras jornadas tendrán un color espiritual.

Una oración litánica.

¿Es muy aburrido repetir?... Puede que no, si nos dejamos invadir por el misterio del amor que no deja de mirar a la persona amada... En Cristo, Dios no sólamente tiene un corazón divino sino también un corazón humano. « ¿Me amas ?» pregunta Jesús por tres veces a Pedro. Tres veces, Pedro responde: «Señor, tú sabes que te amo» La hermosura de esta repetición, que expresa el amor, se encuentra también en el Rosario.

Dejar hablar a Dios

Aunque nos sea muy conocido el pasaje del Evangelio que se expone al comienzo de cada decena, introduciéndonos en el misterio, éste está enunciado para hoy y para cada uno de nosotros. En el silencio interior, la Palabra de Dios actúa en nosotros con una eficacia particular.

El recurso a la imaginación

Los veinte misterios del Rosario son como veinte cuadros que nos hacen penetrar más profundamente en la intimidad de Jesús y de María. Compongamos la decoracción transportándonos en espíritu al lugar indicado, o mirando una estampa para dirigir nuestra imaginación hacia el episodio de la vida de Jesús y de María.

Pedir una gracia

Contemplando el misterio y escuchando nuestro corazón, pidamos a Jesús, por intercesión de su Madre, la gracia que nos hace falta para poner en práctica, a lo largo del día, el Evangelio meditado.

Fuente: chapellenotredamedelamedaillemiraculeuse.com