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Papas devotos del
Rosario
Omar Árcega E.
A lo largo de los siglos los Papas han
fomentado la devoción del rezo del Rosario, le han otorgado indulgencias y,
sobre todo, han instruido en lo que significa, en la gran riqueza que aporta
a la Iglesia. Para muestra sólo unos pocos de los cientos de ejemplos que se
pueden dar:
El Papa dominico san Pío V (1566 - 1572) dio el encargo a su congregación de
propagar el santo rosario. Muchos Papas han sido grandes devotos del rosario
y lo han propagado con profunda convicción y confianza.
Su Santidad León XIII escribió doce encíclicas referentes al rosario.
Insistió en el rezo del rosario en familia, consagró el mes de octubre al
rosario e insertó el título de «Reina del Santísimo Rosario» en la Letanía
de la Virgen. Por todo esto mereció el título de «El Papa del Rosario». El 1
de septiembre de 1883 promulgó una encíclica muy importante con la cual dio
comienzo a otras muchas intervenciones sobre el Rosario, indicándolo como
instrumento espiritual eficaz ante los males de la sociedad.
San Pío X. Afirmaba: «Si queréis que la paz reine en vuestras familias y en
vuestra patria, rezad todos los días el Rosario con todos los de casa».
Pablo VI recomendaba: «Deseamos vivamente que, cuando un encuentro familiar
se convierta en tiempo de oración, el Rosario sea su expresión frecuente y
preferida» (Marialis cultus, n. 54).
Alguna vez Juan Pablo II confesó: «no he dejado pasar ocasión de invitar a
rezar con frecuencia el Rosario. Esta oración ha tenido un puesto importante
en mi vida espiritual desde mis años jóvenes. El Rosario me ha acompañado en
los momentos de alegría y en los de tribulación. A él he confiado tantas
preocupaciones y en él siempre he encontrado consuelo. Hace veinticuatro
años, el 29 de octubre de 1978, dos semanas después de mi elección a la Sede
de Pedro, como abriendo mi alma, me expresé así: «El Rosario es mi oración
predilecta. ¡Plegaria maravillosa! Maravillosa en su sencillez y en su
profundidad. (...)». En el 2002 dirigió a los fieles la encíclica Rosarium
Virginis Mariae , también conocida como la «Encíclica del Rosario», pues ahí
se explica la importancia que tiene rezarlo en un mundo tan convulsionado
como en el que vivimos.
Benedicto XVI, hace tres años, se expresó así: «Los Papas han insistido en
la oración y meditación del Rosario, porque saben que la Iglesia y la
humanidad enfrentan grandes peligros» (7 de octubre de 2007). Numerosas han
sido sus intervenciones sobre el tema, aquí solo recordaremos una más: «El
Rosario es escuela de contemplación y de silencio (...) esta acompasada
repetición del Avemaría no turba el silencio interior, es más, lo atrae y lo
alimenta» (19 de octubre, 2008).
En resumidas cuentas, los Papas nos dicen que el Rosario es un instrumento
más que abre nuestros corazones a Dios, una herramienta que nos permite
crear paz interior, con nuestros prójimos, en nuestras familias y un
alimento para fortalecer nuestra fe.
Fuente:
elobservadorenlinea.com
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