El Secreto admirable del Santísimo Rosario. 

San Luis María Grignon de Montfort

Tercera Decena.  Excelencia del Santo Rosario en la meditación de la vida y pasión de Nuestro Señor Jesucristo

25a Rosa

Riquezas de santificación encerradas en las oraciones y meditaciones del Rosario.

75) Jamás podrá nadie comprender el tesoro admirable de santificación que encierran las oraciones y los misterios del Santo Rosario. Esta meditación de los misterios de la vida y muerte de Nuestro Señor Jesucristo es, para todos los que la practican, manantial de maravillosos frutos. Hoy se quieren cosas que impresionen, que conmuevan, que produzcan en el alma impresiones profundas. Y ¿qué hay en el mundo más conmovedor que la historia maravillosa de nuestro Redentor, desarrollada en quince cuadros que nos recuerdan las grandes escenas de la vida, la muerte y la gloria del Salvador del mundo? ¿Qué oraciones son más excelentes y sublimes que la oración dominical y el Ave del ángel? En ellas se encierran todos nuestros deseos y necesidades.

76) La meditación de los misterios y oraciones del Rosario es la más fácil de las oraciones, porque la diversidad de virtudes y estados de Jesucristo que en ellos se estudian, recrea y fortifica maravillosamente el espíritu e impide las distracciones. Los sabios encuentran en estas fórmulas la doctrina más profunda y los pequeños las instrucciones más familiares.
Es preciso pasar por esta sencilla meditación para elevarse al grado más sublime de contemplación. Tal es la opinión de Santo Tomás de Aquino y el consejo que nos da cuando dice que es necesario ejercitarse de antemano, como en un campo de batalla, en la adquisición de todas las virtudes, de las que son modelos perfectos los misterios del Rosario; porque es ahí -dice el sabio Cajetano- donde adquirimos la unión íntima con Dios, sin la cual la contemplación es sólo una ilusión capaz de seducir a las almas.

77) Si los falsos iluminados de nuestros días -los quietistas- hubieran seguido este consejo, no hubieran tenido tan vergonzosas caídas, ni causado tantos escándalos en cuestiones de devoción. Es una engañosa ilusión del demonio creer que puedan componerse oraciones más sublimes que el Pater y el Ave, abandonando estas divinas oraciones, que son el sostén, la fuerza y la guardia del alma.
Reconozco que no es necesario rezarlas siempre vocalmente, ya que la oración interior en cierto modo es más perfecta que la vocal; pero os aseguro que es muy peligroso, por no decir pernicioso, abandonar voluntariamente el rezo del Rosario bajo el pretexto de una unión más perfecta con Dios. El alma sutilmente orgullosa, engañada por el demonio meridiano, hace todo cuanto puede interiormente para elevarse al grado sublime de las oraciones de los santos, y desprecia y deja por esto sus antiguos rezos, buenos en su sentir para la generalidad de las almas. Se hace sorda a las oraciones y la salutación de un ángel y aun a la oración que un Dios ha hecho, practicado y mandado: "Sic orabitis: Pater noster" (5) oraréis así, y de este modo va cayendo de ilusión en ilusión, de precipicio en precipicio.

78) Créeme, amado cofrade del Rosario, ¿quieres llegar a un alto grado de oración sin afectación y sin caer en las ilusiones del demonio, tan frecuentes en las personas de oración? reza diariamente, si puedes, el Rosario entero, o al menos el de cinco decenas.
¿Has llegado a él por la gracia de Dios? Si quieres conservarte en él y crecer en la humildad, conserva la práctica del Rosario, porque un alma que rece el Rosario todos los días jamás será formalmente herética, ni será engañada por el demonio; es una afirmación que rubricaría con mi sangre.
Si, no obstante, Dios, en su infinita misericordia, te atrae, en medio del Rosario, tan poderosamente como a algunos santos, déjate arrastrar por su atractivo, deja a Dios actuar y orar en ti y recitar el Rosario a su manera, y que esto te baste en aquel día.
Pero si sólo estás en la contemplación activa u oración ordinaria de quietud, de presencia de Dios y de afecto, tendrás menos razón para dejar el Rosario, y, rezándolo, lejos de retroceder en la oración y la virtud, te será maravillosa ayuda y la verdadera escala de Jacob, de quince escalones por los cuales irás de virtud en virtud, de luz en luz, y llegarás fácilmente, sin engaños, hasta la plenitud de la edad de Jesucristo.