El Secreto admirable del Santísimo Rosario. 

San Luis María Grignon de Montfort

Tercera Decena.  Excelencia del Santo Rosario en la meditación de la vida y pasión de Nuestro Señor Jesucristo


29a Rosa

92) No hay nada más divino, en opinión de San Dionisio, nada más noble, ni más agradable a Dios que cooperar a la salvación de las almas y derribar las máquinas del demonio que intenta perderlas; éste fue el motivo por el cual descendió el Hijo de Dios a la tierra. Derrocó, en efecto, el imperio de Satanás con la fundación de la Iglesia, pero este tirano rehizo en parte sus fuerzas, y en los siglos XI, XII y XIII ejercía cruel violencia sobre las almas con la herejía de los albigenses, por los odios, disenciones y vicios abominables que hacía reinar en el mundo.
¿Cuál sería el remedio para tan graves males? ¿Cómo derribar las fuerzas de Satanás? La Santísima Virgen, protectora de la Iglesia, dio como medio eficaz para apaciguar la cólera de su Hijo, para extirpar la herejía y reformar las costumbres de los cristianos, la Cofradía del Santo Rosario. Los hechos lo comprobaron: se reavivó la caridad, se volvió a la frecuencia de los sacramentos como en los primeros siglos de oro de la Iglesia y se reformaron las costumbres de los cristianos.

93) El Papa León X dice en su bula que esta Cofradía fue fundada en honor de Dios y de la Santísima Virgen, como un muro para contener las desgracias que iban a caer sobre la Iglesia.
Gregorio XIII dice que el Rosario fue dado del cielo como medio para apaciguar la cólera de Dios e implorar la intercesión de la Santísima Virgen.
Julio III dice que el Rosario fue inspirado para abrirnos más fácilmente el cielo, a través de la ayuda de la Santísima Virgen.
Pablo III y el Beato Pío V declaran que el Rosario fue establecido y dado a los fieles para procurarles más eficazmente el descanso y el consuelo espirituales. ¿Quién despreciará el ingreso en una cofradía instituida con tan nobles fines?

94) El Padre Domingo, cartujo, muy devoto del Santo Rosario, vio un día el cielo abierto y a toda la corte celestial ordenada admirablemente. Oyó cantar el Rosario con arrebatadora melodía, honrando en cada decena un misterio de la vida, de la pasión o de la gloria de Jesucristo y de la Santísima Virgen. Y advirtió que, cuando pronunciaban el nombre sagrado de María, hacían una inclinación de cabeza, y al de Jesús, hacían todos una genuflexión, y daban gracias a Dios por los grandes beneficios concedidos al cielo y a la tierra mediante el Santo Rosario. Vio igualmente a la Santísima Virgen y a los santos que presentaban a Dios los Rosarios que los cofrades recitaban en la tierra y que rogaban por cuantos practicaban esta devoción. Vio también innumerables coronas de bellísimas y olorosas flores preparadas para los que rezan devotamente el Santo Rosario, los cuales, cuantas veces lo rezan, se hacen una corona con la que serán engalanados en el cielo. La visión de este devoto cartujo está en conformidad con la que tuvo el discípulo amado cuando vio una multitud innumerable de ángeles y santos que alababan y bendecían a Jesucristo por cuanto ha hecho y sufrido en el mundo por nuestra salvación; y ¿no es esto lo que hacen los cofrades del Rosario?

95) No hay que figurarse que el Rosario es sólo para las mujeres, los niños y los ignorantes; es también para hombres, y para los más grandes hombres. Tan pronto como Santo Domingo dio cuenta al Papa Inocencio III de la orden que había recibido del cielo para establecer esta Cofradía, el Santo Padre la aprobó, exhortó a Santo Domingo a predicarla y quiso ser asociado a ella. Los mismos cardenales la abrazaron con gran fervor, de suerte que López no dudó en escribir: "Nullus sexus, nulla aetas, nulla condicio ab oratione rosarii subtraxit se."
Así se ven en esta Cofradía toda clase de personas: duques, príncipes, reyes, lo mismo que prelados, cardenales, Soberanos Pontífices. Larga sería su enumeración para este compendio, y si ingresas, querido lector, en esta Cofradía, tendrás parte en su devoción y sus gracias sobre la tierra y en su gloria en el cielo. "Cum quibus consortium vobis erit devotionis, erit et communio dignitatis."