Plegaria a la Virgen de los Dolores

Siervo de Dios SS. Juan Pablo II

 

Discurso en en Santuario de Lichen. 7 de junio de 1999

Reunidos hoy para esta oración matutina en el santuario de Lichen, delante de nuestra Madre la Virgen de los Dolores, implorémosle todos que interceda en favor nuestro ante su Hijo, pidiendo para nosotros:

Una fe viva, que, de granito de mostaza, se convierta en árbol de la vida divina.

Una fe que cada día se alimente de oración, se afiance con los santos sacramentos y se enriquezca con el tesoro del Evangelio de Cristo.

Una fe fuerte, que no tema dificultades, sufrimientos o fracasos, por estar fundada en la convicción de que «nada es imposible para Dios» (Lc 1, 37).

Una fe madura, sin reservas; una fe que coopere con la santa Iglesia para edificar auténticamente el Cuerpo místico de Cristo.

Te damos gracias, María, porque sin cesar y con certeza nos guías hacia Cristo.

Madre del Hijo divino, vela por nosotros; vela por nuestra inquebrantable fidelidad a Dios, a la cruz, al Evangelio y a la santa Iglesia, como has hecho desde los albores de nuestra historia cristiana. Defiende a esta nación que, desde hace mil años, camina por la senda del Evangelio. Haz que vivamos, crezcamos y perseveremos en la fe hasta el final.

Dios te salve, Hija de Dios Padre. 
Dios te salve, Madre de Dios Hijo. 
Dios te salve, Esposa de Dios Espíritu Santo, 
templo de la santísima Trinidad. Amén.

Fuente: vatican.va