Oh María, Virgen Madre del Niño Jesús, que
quisiste mostrar tu protección materna a la
consagración de Santa Marcelina. A ti confiamos,
pues, agradecidos, nuestras familias, las
personas que se recomiendan a tu protección
y todas nuestras necesidades espirituales y
temporales.
Oh Madre celestial, te ofrecemos las acciones,
las oraciones, los sufrimientos de este día, en
homenaje de reconocimiento yen espíritu de
reparación, mientras te pedimos, oh Virgen
Madre, que hagas vivir tu Jesús en nuestro
corazón con la plenitud de la gracia divina y
que nos asistas en cada hora de nuestra vida
y en la hora de nuestra muerte.
Concédenos, en fin, la felicidad de alabarte y
de gozar eternamente en el cielo con tu Hijo
divino.
Amén.