Oración a Nuestra Señora de la Cabeza

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Aquí me tienes postrado a tus pies, oh Madre
del cielo y Señora nuestra. Vengo a alabarte
y agradecerte tantos beneficios espirituales y
temporales que de Dios me has alcanzado.
¡Qué alabanzas puedo darte, oh Madre bondadosa!
i¡Ah! ¡Ten compasión de mí! Mi alma sufre de
remordimiento por haber ofendido tantas veces
a tu Hijo divino y siente que no posee las virtudes
que son más agradables a tus ojos de
Madre. Dame, Señora, las gracias necesarias
para que yo sea un buen cristiano, fiel cumplidor
de las leyes de la Iglesia y constante imitador
de tus incomparables virtudes.
Ilumina mi frágil inteligencia, para que yo
comprenda cada vez más que la única felicidad
en la tierra es servir a Dios y marcar con los
santos el camino del cielo.
Dale fuerza a mi voluntad, para que no me deje
llevar nunca por mis pasiones y por las tentaciones,
a fin que deteste siempre el pecado y ame la vida austera y cristiana que exiges de tus devotos. ¡Ten piedad de mis miserias espirituales!
Y, oh Madre tierna, no te olvides tampoco de
las miserias que afligen a mi cuerpo y llenan
de amargura mi vida en la tierra. Dame salud y
fuerza, para que pueda cumplir todas mis
obligaciones y vencer todas las dificultades que
me opone el mundo.
No permitas que mi pobre cabeza sea atormentada
por males que perturben la tranquilidad
de mi vida.
Por los méritos de tu Hijo divino, Nuestro Señor
Jesucristo, y por el amor que a Él consagras,
dame la gracia que ahora te pido  __________
Atiende, tú, Oh Madre poderosa, mi súplica
humilde. ¡Ah! no dejes de atenderme, oh Reina
del cielo y de la tierra. Por todas partes cantaré
alabanzas a tu bondad y a tu poder, oh Señora
de la Cabeza, hasta que llegue el día en que,
llevado por ti, entre en el gozo eterno del cielo.
Así sea.