En momentos de incertidumbre y sufrimiento

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María, María, ¡qué fortaleza manifiestas
cuando todo lo pierdes para ganarlo todo!
Tu eres el reflejo vivo de tantas madres
que han tenido en sus brazos a su hijo
o hija muerto.
Tú eres la esperanza en el máximo dolor.
La energía en la máxima debilidad.
En el dolor eres más madre que nunca.
Has llegado a la perfección del amor,
porque amas hasta el extremo.
¿Qué dicha tenerte como madre,
como referencia, como maestra!
Aquí estoy,
yo tan débil ante el dolor y la oposición.
Tómame en tus brazos y resucítame
con tu oración misericordiosa
al Padre de la vida
y con el Espíritu
que de ti se desprende y que todo lo cura.