Por la Fraternidad, por los fraternos, por la Iglesia

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En Caná, María, anticipaste tus desvelos.
Allí quisiste crear una comunidad
de amor, sin rupturas,
de alegría, sin tristezas,
de comunión, sin egoísmos.
Por eso, le dijiste a Jesús:
“No tienen vino”.
Y a los sirvientes:
“Haced lo que él os diga”.
En nuestra Fraternidad
sigues atenta a todos,
A cada uno de los detalles.
Intercedes, oras, sostienes.
Necesitamos tu presencia
entre nosotros.
María de la comunidad primera,
Haz que tengamos un solo corazón,
una sola alma, todo en común.
Que nos reunamos
para escuchar a tu Hijo,
que nos dejemos seducir y conducir
por su Espíritu.
Intuye nuestras necesidades
y ayúdanos a orar
en nuestra Fraternidad de hermanos.