Madre del Infinito Amor

Laura Díaz de Salvagiotti 

 

Querida María,
Madre del Infinito Amor,
aprendí a decirte piropos, en una misión,
rezando la oración más hermosa: el rosario.

Virgen Madre,
Templo del Espíritu Santo,
cuánto amor prodigas cuando sufrimos,
cómo nuestras lágrimas llegan a tu corazón,
cuánta dulzura nos das,
cuando lloramos como vos,
un gran querer perdido.

Gracias Madrecita, gracias
gracias por tu imagen, tu estampita, tu medalla,
gracias a esa religiosidad simple y sencilla
que llega al alma del que la necesita.

Gracias porque mi hijo está contigo,
en tu regazo, en tus tiernos brazos,
gracias Madrecita por darnos a Jesús
por mostrarnos el camino dulce de la cruz.