María, mujer de pueblo

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Gracias por haber sabido ser una mujer de pueblo,
por no haber necesitado ni ángeles, ni criadas
que te amasaran el pan y te hicieran la comida,
gracias por haber sabido vivir sin milagros ni prodigios,
gracias por haber sabido que estar llena
no era estarlo de títulos y honores, sino de amor.

Gracias por haber respetado la vocación de tu Hijo
cuando se fue hacia su locura,
por no haberle dado consejitos prudentes,
gracias por haberle dejado crecer
y por sentirte orgullosa de que El te superase. 
Gracias por haber sabido quedarte en silencio
y en la sombra durante su misión,
pero sosteniendo de lejos
el grupo de mujeres que seguían a tu Hijo


Fuente: Orden de San Agustín, Provincia de España