Madre mía

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Desde que amanece el día, bendíceme
en lo rudo del trabajo, ayúdame.
Si vacilo en mis buenas decisiones, fortaléceme.
En las dudas e inquietudes, guíame.
Cuando me desprecien u olviden, ámame.
En las tentaciones y peligros, defiéndeme.
En las ansiedades del alma, 
piensa en mí.
Si desfallezco, sálvame.
Y llévame en tus brazos a
gozar contigo de Jesús en el cielo.

Amén.

Fuente: paxtv.org