Madre de Jesús y Madre de la Iglesia

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Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, 
María, qué intima y misteriosa relación 
guardas con estos hijos tuyos, 
llamados a seguir más de cerca, como tú, a Jesús

Tu vida escondida, siempre sencilla y disponible, 
llena de gracia y rebosando ternura y compasión, 
nos estimula a la contemplación y al servicio, 
a la acogida y al desprendimiento 
y a estar junto a la cruz.

Por tu fecunda virginidad
somos hermanos y somos apóstoles de Cristo 
Nuestra vida consagrada intenta reflejar, así, 
los rasgos de tu acción materna entre los hombres.

Conscientes de cómo llegó hasta ti la plenitud de la vida 
y de cómo la comunicaste al mundo sin tardanza, 
queremos ser también sus transmisores 
a través de la acogida y el compromiso.

Porque, compasiva, adelantaste la hora de tu Hijo, 
queremos, como tú, ser solidarios:
con los pobres, con los que sufren, con los humildes.

Porque supiste de dolores y soledad, 
queremos, como tú, mantenernos vigilantes 
para que a ningún crucificado
le falte nunca una compañía maternal.

Porque fuiste siempre dócil 
y confiaste en la acción transformante del Espíritu, 
queremos someter, como tú, nuestras vidas 
la permanente tarea de renovación;
propiciando así para la Iglesia un nuevo Pentecostés.

Tu incondicional entrega a Dios y a los hombres, 
tu humildad, tu gratitud, tu fidelidad, 
son otras tantas urgencias en nuestros corazones, 
fácilmente expuestos a pactar con el egoísmo, 
con la comodidad y la rutina.

Tú que fuiste la primera discípula y primera testigo de Jesús 
y que vives ya glorificada en el cielo, 
tú que eres la esperanza y guía de los que aún peregrinamos, 
tú que eres la estrella y guía de la evangelización, 
ilumina nuestro camino en pos de tu Hijo Jesús; 
ayúdanos a configurarnos con Cristo,
para irradiar por el mundo la alegría de la salvación.

Tú que eres la más perfecta imagen de la Iglesia 
y la figura acabada de la nueva humanidad, 
aviva en nosotros tus sentimientos y tu generosidad 
para ser celosos servidores del Reino. Amén.