Santa María, la Madre

 

 

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María, corazón fuerte en bondad derramado,
forjado al ritmo de la luz y del amor.
Vida perdida para encontrar la Vida,
manos abiertas para acoger el dolor.

Tu corazón es mar de olas partidas
que buscan la playa extendida al sol.
Tus labios besan la herida abierta
y suavizan el rencor del corazón.
Eres la fuente de vasos llenos
que al hombre quita su sed, su ardor.
Eres la brisa de entre dos luces
que el hombre rompe vida en tensión.
Eres la flor en cada mano
que al hombre canta la paz de Dios.
Eres la cesta de pan repleta
dada a los hombres pobres de don.
Eres, Señora, madre de todos,
llama que ofrece luz de calor.
Señora, tu amor es Reino,
es casa abierta bañada al sol.

Fuente: Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava, España