Salve, Señora del mundo

Frei Bernardino de Busti

 

Salve, Señora del mundo
y del empíreo Reina;
salve, Virgen de las Virgenes;
salve, matutina Estrella.
Salve, Tú, llena de gracia,
que luz divina reflejas:
apresúrate, Señora,
a socorrer a la tierra.
El Señor, desde el principio,
te escogió para que fueras
Madre del Verbo unigénito
por quien todo el mundo hiciera.
Y para sí el mismo Dios
hízote esposa tan bella,
que ni quiso te manchara
de Adán la culpa primera. 

Amén.