María, la más ensalzada de las criaturas 

Jorge de Nicomedia


Ninguna mano impura ose tocar
a la que es tabernáculo de Dios.
Antes bien, los labios de los fíeles proclamen
su júbilo con las palabras incesantes del ángel:
¡Oh Virgen pura, tú eres realmente
la más ensalzada de las criaturas!
Virgen madre de Dios, tu alma
irradia pureza y belleza
y está colmada de la gracia celeste de Dios;
por eso iluminas con luz eterna a los que te aclaman:
¡Oh Virgen pura, tú eres realmente
más ensalzada de las criaturas!
Virgen madre de Dios, tu prodigio
supera la virtud de las palabras;
descubro en ti, más allá de la palabra,
un cuerpo reacio al flujo del pecado;
por eso, te grito en acción de gracias:
¡Virgen pura, tú eres realmente
la más ensalzada de todas las criaturas!
Oh pura, la ley
te ha reconocido paradójicamente tabernáculo
y cáliz sagrado,
arca maravillosa, velo y bastón,
templo indestructible y puerta de Dios.
Por eso ella incita a exclamar:
¡Oh Virgen pura, tú eres realmente
la más ensalzada de todas las criaturas!
David, cantando, te ha prefigurado
describiéndote como hija del rey
adornada con la belleza de la virtud
y sentada a la diestra de Dios.
Por eso, con júbilo exclamó:
¡Virgen pura, tú eres realmente
la más ensalzada de todas las criaturas!
Salomón, contemplándote
como habitáculo de Dios, te abrió las puertas;
tú eres la puerta del rey
y la fuente viva, marcada con el sello, de la que
mana un agua límpida para que nosotros digamos
con fe:
¡Oh Virgen pura, tú eres realmente
la más ensalzada de todas las criaturas!
Madre de Dios,
tú distribuyes múltiples dones en mi alma,
y haces manar la vida
en quien te rinde honor como es debido.
Por lo tanto, prevé, protege y preserva
a los que te aclaman:
¡Virgen pura, tú eres realmente
la más ensalzada de todas las criaturas.