María, Señora de la amistad

 

 

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Madre del amor y guía del alma.
Madre del amor hermoso
y Madre de mi corazón.
Siento temblar mis labios
cuando tengo que pronunciar
MADRE.
Mujer de rostro maternal y cariñoso.
Ojos de cielo y manos de eternidad.
Abrázame con tus brazos
y enséñame a ser un auténtico hijo
como tú quieres que sea.
Niña de Nazaret
que supiste descubrir
la presencia de nuestro Dios
en el acontecimiento de la vida,
de la luz y el gozo.
Madre de claridades y tinieblas.
Mujer de fe incondicional
y eterna esperanza.
Madre de todos y cada uno.
Madre de los ricos y de los pobres.
Madre de los enfermos
y Madre de los sanos.
Madre de los que se sienten
solos y abandonados,
de los que aún tienen madre
y de los que la han perdido.
Tú sí que entendiste
la grandeza de Dios
que se hizo pequeño como nosotros.
Tú eres la que dijiste Sí al amor.
La que tuviste en tu regazo
al amor pleno y auténtico.
Tu alma tiene sabor a Dios
y tus ojos son reflejo del rostro
humanizado de Dios.
Tu corazón se ensancha
ante el milagro de Dios
y tu rostro sonríe
como cualquier madre
se alegra al contemplar
el fruto de su vientre
y sus profundas entrañas.
Porque has sido capaz
de amar en plenitud,
Dios te ha recompensado
siendo su propia Madre.
Dios te ha recompensado
con creces.
Tú te mereces todo.
Dios te salve, María...

Fuente: Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava, España