Qué es un novenario a la Virgen de la Paloma

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El nombre de Novenario lo damos a nueve días de vela, de oración, de ayuno al pie del Santo, de la Virgen o del mismo Señor como signo de nuestro amor o signo de lo que queremos llegar a amar.

Para ello un Novenario no puede convertirse en una negociación: "yo te doy, tú me das".

Puede ser una intercesión por obtener una gracia, una virtud, e incluso la solución de una necesidad temporal, pero condicionado esto último a la voluntad de Dios. Un cristiano nunca pide nada a Dios sin añadirle "más no se haga mi voluntad sino la tuya". No podemos convertir una intercesión en un exigir ya que a Dios no se le exige, se le pide, como se pide un trozo de pan a un padre.

En esta novena hemos puesto por intercesora a la intercesora de las intercesoras, al refugio de pecadores, a la consoladora de los afligidos, al auxilio de los cristianos: "Jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a ella hayan sido desoídos". ¡Qué títulos tan hermosos y con que poca atención los hemos meditado!

El mundo de hoy está tan pervertido por una falsa libertad, que no podemos decir más que el mundo está invadido por el libertinaje de los antiguos paganos. El pecado ya no es pecado para el mundo de hoy. El mundo ha perdido la conciencia del pecado, como ya nos lo anunciaba Pío XII. Y con ello, Cristo ha sido abandonado por muchos hombres, la soledad de María es cada vez mayor, pero en su Soledad de la Paloma mira con ojos de misericordia a todos los que vivimos en Madrid y mira a muchos más allá de nuestras fronteras que la honran con sus oraciones o llevando orgullosamente el nombre de Paloma.
Por esto existen, como llama perpetua, los fieles devotos de la Congregación de Ntra Sra de la Paloma, que día y noche, viendo su medalla de Congregante, viven velando contigo en tu soledad.

María, como casta Paloma, vuela sobre este mundo lleno de fango erótico y busca un pie, una rama desde donde llamar a los que en el arca esperan ansiosos el fin del diluvio del pecado para posar sus pies en la tierra de los santos.

María nos invita a vivir en recogimiento estos días santos de su Novena. Oración, ayuno y limosna como si en honor de la Virgen hiciéramos una pequeña cuaresma preparatoria a su fiesta. Purifiquémonos en el santo Sacramento de la Penitencia, vivamos la pureza del cuerpo y del alma, la pureza en la lengua y en los juicios, la pureza en el mirar y en el obrar.

Antes de subir al Calvario donde: "Stabat Mater dolorosa yuxta crucem lacrimosa", hemos de pasar por Getsemaní para aprender de Jesús orante a orar, a decir: "Más no se haga mi voluntad sino la tuya" y así, y sólo así, podremos postrarnos ante el Sagrario y ante María para acompañarlos en su soledad.

(Condicionando la gracia o el favor a pedir a la voluntad de Dios, pidamos fervorosamente lo que necesitamos.)

Fuente: Parroquia Virgen de la Paloma y de San Pedro el Real, Madrid, España