Oración para participar en los méritos de Cristo

San Alfonso María de Ligorio

 

Bendigo, Virgen María, tu corazón generoso
que es la delicia y el descanso de Dios.
Corazón lleno de humildad,
de pureza y de amor de Dios.

Yo, infeliz pecador, me llego a ti
con el corazón enfangado y llagado.
Madre piadosa, no me desprecies por esto,
sino muévete a mayor compasión para ayudarme.
No busques en mí, para auxiliarme,
ni virtud ni méritos.

Estoy perdido y sólo merezco el infierno.
Mira sólo, te lo pido, la confianza que pongo en ti
y la voluntad resuelta de enmendarme.
Mira lo que Jesús ha hecho y padecido por mí.
Te presento las penas de su vida,
el frío de Belén y el viaje a Egipto;
la pobreza, la sangre derramada,
los sudores y tristezas,
la muerte que ante ti soportó por amor mío;
por amor de Jesús empéñate en salvarme.

No puedo ni quiero temer, María,
que vayas a dejarme;
por eso a ti recurro en busca de socorro.
Si temiera, haría injuria a tu misericordia
que busca ayudar a los necesitados.
No niegues tu piedad, Señora,
a quien Jesús no ha negado su sangre.
Mas esos méritos no se me aplicarían
si tú no intercedes por mí ante Dios.
De ti espero mi eterna salvación.

No te pido ni honores ni riquezas;
te pido gracia de Dios y amor a tu Hijo;
cumplir su santa voluntad,
y el paraíso para amarlo eternamente.
¿Será posible que no me ayudes?
No, que ya me ayudas como espero;
rezas por mí, me otorgas lo que pido
y me aceptas bajo tu protección.
No me dejes, Madre mía;
sigue rezando por mí hasta que me veas
salvo a tus plantas en el cielo,
bendiciéndote y dándote gracias siempre.

 Amén.