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¡Oh
santísima Virgen María!, que en vuestra última aparición te diste a
conocer como la Reina del Santísimo Rosario, y en todas ellas recomendaste
el rezo de esta devoción como el remedio más seguro y eficaz para todos
los males y calamidades que nos afligen, tanto del alma como del cuerpo, así
públicas como privadas. Infundid en nuestras almas una profunda estima de
los misterios de nuestra Redención que se conmemoran en el rezo del
Rosario, para así vivir siempre de sus frutos. Concédenos la gracia de ser
siempre fieles a la práctica de rezarlo diariamente para honraros a Vos,
acompañando vuestros gozos, dolores y glorias, y así merecer vuestra
maternal protección y asistencia en todos los momentos de la vida, pero
especialmente en la hora de la muerte.
Fuente: .virgenmaria.solodios.com
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