Maria, Madre de Nuestro pueblo

 

Marcelo A. Murúa

 

“María, madre de nuestro pueblo,
María, madre buena,
que caminas con nosotros
hacia el Reino siempre anhelado.
Escucha nuestros ruegos,
hay mucha gente sufriendo en medio nuestro.
Falta el pan en muchas mesas,
falta el trabajo en muchos hogares,
falta el techo y la vivienda digna,
falta el agua, falta tanto, madre.

Anima nuestra esperanza
que de a ratos se desbarranca
porque los cambios son lentos y difíciles.
A veces no se ve luz en el camino
y hay que andar a tientas,
madre, danos tu mano,
condúcenos a la vida plena,
cambia los corazones de tantos, que viviendo bien,
se olvidan de quienes viven mal o no viven, 
pues hay sufrimientos que no son vida.

Despierta nuestros corazones a la solidaridad activa.
¡Hay tanto por hacer!
Que nos motive tu imagen peregrina
de tu casa a la de Isabel,
sin importar el cansancio del embarazo,
ni los caminos pedregosos de la montaña,
guiada siempre por el Espíritu de dar vida.

Madre, une nuestras manos,
que crezcamos en unión.
Haz nacer comunidades de vida nueva,
que el trabajo compartido sea el motor
de una nueva forma de convivir,
sin que a nadie le falte lo necesario
ni le sobre en forma escandalosa.
Madre, enséñanos a ejercer a diario
la ayuda concreta al vecino,
al amigo, al pariente cercano.
Agudiza nuestra vista
para que veamos la necesidad del otro
y no nos fijemos tanto en nosotros.
Que no cerremos los ojos
o nos quedemos en decir:
<<¡qué barbaridad!>>
mientras la televisión nos muestra el hambre de tantos.
Ayúdanos a empezar por lo pequeño,
a compartir lo que tenemos,
a dar parte de aquello que,
por amor de Dios,
recibimos y otros no tienen.
Madre, enséñanos a superar las divisiones que nos enfrentan.
Que las diferencias no sean grietas insalvables.
Acrecienta nuestra tolerancia 
y nuestro respeto por el otro.
El que es distinto por su color de piel,
por cómo viste o por donde vive.
Muéstranos que somos hermanos
y ayúdanos a creerlo
y ser coherentes con ello.
Que no discriminemos a nadie.

Madre, enséñanos a participar
para mejorar nuestra sociedad.
Que no nos quedemos tranquilos
mientras la corrupción avanza
y carcome la justicia
y el derecho de las mayorías.

Madre, muestra a los jóvenes el camino.
Que toda su energía, sus ganas, su fuerza
se abran paso para construir
una alternativa más justa.

Madre, te pedimos por los niños
que merecen un mundo sin violencia ni odios.
Que no falte la posibilidad de estudio para todos,
ni de la salud o de la diversión.

Madre, te pedimos por los ancianos,
tan olvidados.
Enséñanos a respetarlos
y luchar para que los gobiernos
respeten sus derechos a una vida tranquila, 
con medios para vivir y no para mendigar.

Madre, te pedimos por nuestro pueblo,
mantennos unidos para evitar ser dominados.
Escucha el clamor creciente,
compromete a quienes pueden poner el hombro,
ayúdanos a creer que es posible cambiar por más justicia, si empeñamos nuestra vida en conseguirlo.

Madre, danos fuerzas 
para hacer realidad tu canto al Dios de la Vida,
que hace cosas maravillosas,
derriba a los poderosos
y pone en alto a los humildes.

Madre, por los que sufren en nuestro pueblo.
Danos coraje para empezar el Reino”.

Fuente:  pastoralenellugardetrabajo.cl