Madre de Dios y Madre nuestra. Tú meditas y acoges la palabra de los profetas en el Antiguo Testamento y la guardas con exquisita fidelidad. Tú acoges privilegiadamente la Palabra que se hace carne al calor de tu corazón por obra del Espíritu Santo.
Madre: enséñanos a meditar la Palabra revelada en los misterios del Rosario y a acoger el misterio de Cristo por la fidelidad creciente a la vida de la gracia.
Fuente:
cofradiarosario.net