Maria...

Padre Javier Leoz

 

Tú creiste y te jugaste la vida.Y no te fue fácil
También pasaste tiempos de incertidumbre,
de no entender las cosas que pasaban,
de sufrimiento y soledad.
Y saliste adelante, con buen ánimo y entrega.
Nos enseñaste con tu ejemplo
que para dar vida hay que entregar la vida,
todos los días, en las buenas, y en las malas, y en las más o menos.
Siendo un muchacha, estando comprometida,
corriste el riesgo de decir sí al plan de Dios.
Confiaste en El y el sueño de Dios se hizo realidad.
Madre, en nuestros días Dios sigue soñando.
Su Reino de hermanos está muy lejos de ser realidad.
Y nos pide, como a Tí en Nazareth,
que demos lo mejor de nosotros para ayudarlo a realizar su Proyecto.
María,
¡cómo cuesta decirle sí al Señor!
Cómo cuesta decir sí más allá de las palabras,
decir sí con los hechos, con actitudes, con gestos...
...¡con la vida!
Enséñanos a esperar en el Señor, a confiar en su palabra,
a dejarnos guiar por su Espíritu, a llenarnos de su buen humor y alegría.
Enséñanos a escuchar su voz, en la realidad de todos los días,
en el sufrimiento de tantos, en las ansías de liberación y cambio,
en la sed de justicia de las mayorías.
Enséñanos a orar para no perder la Esperanza y para darle raíces sólidas.
Enséñanos a orar para discernir donde poner los esfuerzos
y descubrir nuestro lugar y misión.
Enséñanos a orar para no desalentarnos en las dificultades y contratiempos.
María,
camina cerca nuestro, acompáñanos madre buena,
fortalece nuestra esperanza para que sea el motor de nuestra entrega
el pozo donde beber para seguir,
el refugio donde descansar y retomar fuerzas.
Anuda nuestra esperanza al proyecto del Padre.
Danos firmeza y hasta tozudez para seguir adelante.
Llena nuestros corazones de la esperanza que libera
para vivir el amor solidario.
Lo que se espera se consigue con esfuerzo, con trabajo y con la vida.
Nos confiamos en tus manos para que nos hagas fuertes en la fe
comprometidos en la solidaridad y firmes, muy firmes,
en la Esperanza del Reino.
Amén

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