Augusta Reina de los cielos
y Señora de los ángeles,
que recibiste de Dios el poder
y la misión de aplastar la cabeza de satanás,
te pedimos humildemente:
envía las legiones celestiales,
para que, bajo tus órdenes,
persigan a los demonios,
los combatan en toda parte,
repriman su audacia
y los precipiten al abismo.
¡Quién es como Dios?
Santos ángeles y arcángeles,
¡protéjannos y defiéndannos!
¡Oh buena y tierna Madre,
 siempre serás nuestro amor
y nuestra esperanza!
¡Oh divina Madre, envíanos a tus ángeles
para que nos defiendan
y aparten de nosotros al cruel enemigo!
Así sea.