Consagración a Nuestra Señora de la Evangelización

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Madre de Dios, mi Madre querida, Nuestra Señora
de la Evangelización, vengo humildemente
a ti, obedeciendo tu llamada, yo _______________, tu indigno siervo, para entregar mi vida a tu Corazón Inmaculado. Te pido que tú, Reina del cielo y de la tierra, seas mi refugio y protección en todas las circunstancias y momentos de mi vida.
Quiero vivir mi compromiso bautismal.
Quiero participar de cada día de la vida, muerte
y resurrección del Señor Jesús.
Me comprometo con Su alianza en Su Sangre,
aceptando los sacrificios, los sufrimientos y el
abandono de mi ser por Su reino.
Me comprometo a tener una vida de oración,
principalmente a rezar diariamente el Rosario.
Me comprometo con Cristo, con Su Evangelio,
con Su reino, en la santa Iglesia Católica Apostólica
Romana, siempre unido al Santo Padre,
. el Papa, y toda la jerarquía de la Iglesia, viviendo
cada día el espíritu misionero: "Proclamad
la Buena Nueva a toda la creación" (Me 16, 15b),
denunciando la mentira, la falsedad, las creencias
sin fundamento de este mundo y anunciando
toda la verdad sobre Cristo, Dios y hombre,
como Salvador; toda la verdad sobre la Iglesia,
como señal de salvación; toda la verdad sobre
el hombre, creado a la imagen y semejanza de
Dios para participar de la obra de la creación,
de la redención y de la gloria de Dios.
Reconozco que soy templo del Espíritu Santo
y que Dios habita en mí. Por eso, me comprometo
a vivir en la santidad como zarza ardiente,
en llamas inapagables.
Reconozco que mi vocación es señal visible y
permanente de la presencia viva, amorosa y misericordiosa de Jesús hoy en el mundo.
No busco mi gloria, sino fa gloria del Señor
Jesús.
Madre santísima, enséñame a ver ya discernir
las cosas de Dios, a oír Sus enseñanzas, a ser
obediente, humilde, abierto, disponible y
siempre dispuesto a hacer la voluntad de tu
Hijo Jesús, a perseverar y a fortalecerme aun
ante las pruebas difíciles de este camino.
Madre santísima, enséñame a amar como tu
amas, a vivir y siempre proclamar la verdad de
tu Hijo Jesús, a soportar los sufrimientos, las críticas,
los malentendidos, las calumnias, las injusticias,
siempre perdonando.
Madre santísima, enséñame a vivir siempre en
. el Espíritu Santo, a ser dócil, alegre, tener fe y
esperanza, a vivir siempre con un espíritu de
evangelización, para que todos los hombres
conozcan a Jesucristo y Lo acepten como único
Dios y Salvador.
Madre santísima, eres mi madre y yo soy tu
hijo para siempre.

Amén.