Oración preparatoria para el mes de Maria

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Abre, Señor, nuestros labios, para que podamos
bendecir Tu santo nombre a través de la veneración
a la santísima Virgen María. Purifica también
nuestro corazón de todos los pensamientos
inútiles, extraños y perversos, Ilumina nuestro
entendimiento. Inflama nuestra voluntad,
para que podamos hacer esta oración digna,
atenta y devotamente y así merezcamos ser
atendidos en la presencia de Tu divina Majestad.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Virgen por excelencia y gloriosa Madre de Dios,
María santísima, hemos aquí postrados, humildemente,
al pie de tu altar, a fin de dar testimonio
de nuestro respeto y amor. Poseídos de
santa alegría, contemplamos las excelsas prerrogativas
con las que has sido dotada, las copiosas
gracias que te fueron concedidas, los privilegios
singulares con los que eres enriquecida
y la gloria indecible que gozas en el cielo al
lado de tu divino Hijo Jesús.
Le rendimos gracias al Todopoderoso que nos
dio a ti como Madre y adornó tu virginal corazón
con el adorno y el brillo de todas las virtudes.
Nosotros te dedicamos, oh Virgen Madre todos
los días de este mes y, en particular, el presente.
Eres hoy y para siempre nuestra protectora,
mediadora y Madre delante del Altí
simo. Nosotros te consagramos nuestro cuerpo,
nuestro corazón y nuestra alma inmortal. Llenos
de confianza, depositamos en tus manos benditas
todas nuestras angustias y tribulaciones,
todas nuestras alegrías y esperanzas. Y, por tu
intercesión poderosa, esperamos la gracia de
una muerte preciosa a los ojos del Señor. Demuestra
que eres nuestra madre, lanzando cariñosamente
tu bendición maternal sobre todos
tus hijos e hijas.
Recomendamos a tu solicitud la santa Iglesia
Católica, principalmente al Sumo Pontífice el
Papa r todos los obispos y sacerdotes,
nuestros amigos y enemigos, todos
los afligidos y perturbados y a las benditas almas
del purgatorio.
Que tu corazón amoroso acoja benignamente
. nuestros cánticos y oraciones que suben de este
valle de lágrimas a tu trono elevado, uniéndose
a las armonías de los coros evangélicos que
celebran tus alabanzas y cantan tus glorias.
Finalmente, de ti esperamos la gracia de perseverar
hasta el fin de nuestra vida en el santo
servicio de Dios, de obtener la felicidad incomparable
de contemplarlo un día en el cielo
y de alabar y bendecir contigo a la Santísima
Trinidad, por todos 105 siglos de los siglos.
Amén.