Madre de la Alegría Intensa

 

 

Padre Miguel Ortega Riquelme

 

 

Madre de la alegría intensa, 
señora del gozo y del encanto, 
tú escuchaste un día estas palabras 
que cambiaron tu historia y la nuestra:

¡Alégrate, María!". 
Y en esa hora tu corazón saltó 
lleno de entusiasmo.

Desde entonces tu rostro y tu sonrisa 
nos hablan de tu alegría más profunda.

Tú cantaste llena de gozo: 
"Mi alma glorifica al Señor mi Dios... 
se alegra mi espíritu en mi Salvador..." 
"Dichosa me llamarán todas las generaciones"...

"Dichosa tu por haber creído", 
te dijo Isabel al recibirte en su casa.

"Feliz el vientre que te llevó 
y los pechos que te amamantaron", 
le dijo una mujer a tu Hijo Jesucristo.

"¡Alégrate, María!". Y también: "¡Alégranos!".

Muchas veces caminamos con la mirada triste.
Sobre nuestros hombros sentimos el peso fuerte
de la duda, del trabajo, del futuro incierto,
del sin-sentido de lo que hacemos,
de la incógnita de lo que se avecina
en este mundo.

Alégranos, María, que nuestro testimonio
sea atrayente para los hombres y mujeres
que encontramos.
Alégranos, para que podamos transmitir
el gozo maravilloso de habitar en esta tierra,
en este momento de nuestra historia
y en este vértice del Tercer Milenio.

Alégranos, María, para que podamos gritar sin miedo
que Jesús es la Mejor Noticia para todos.

Alégrate, María. Y alégranos.

Amén