Madre del Perpetuo Socorro

 

 

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Yo os suplico me socorráis en todo, tiempo y en todo lugar; en mis tentaciones, después de mi caídas, en mis dificultades, en todas las miserias de la vida y, sobre todo en el trance de la muerte.
Alcanzame, pues, la gracia de acudir a Vos sin cesar con la confianza de un hijo, a fin de que obtenga vuestro Perpetuo Socorro y la perseverancia final. Bendecidme y rogad por mí ahora y en la hora de mi muerte. Así sea.