Oh María, Virgen y Madre Santísima!

 

 

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Acabo de recibir a tu Hijo queridísimo,
al que engendraste en tu inmaculado seno,
al que alimentaste y llenaste de dulcísimos abrazos.
Yo te presento y ofrezco a Aquel
cuya vista te llenaba de dulcísima alegría.
Te lo ofrezco humildemente y con todo amor,
para que en mi nombre lo abraces
y con tu sacratísimo corazón lo ames.
Ofrécelo también a la Santísima Trinidad
como homenaje de culto,
por mis necesidades y las del mundo entero.
Te suplico, piadosísima Madre mía,
que me alcances de Jesús
el perdón de todos mis pecados,
un sincero arrepentimiento de todas mis culpas
y la inapreciable gracia de servirle en adelante
con mayor fidelidad.
Por último, te pido, madre mía la gracia final, 
para que a tu lado pueda alabarlo en 
el Cielo durante toda la eternidad. 

Así sea.