Salve

 

Se atribuye a Hermann Contractus o Petrus de Monsoro, Obispo de Compostela (siglos X-XI)

 

 

Dios te salve, Reina y Madre
de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados
 los hijos de Eva,
a Ti suspiramos
 gimiendo y llorando
 en este valle de lágrimas,
ea pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos
y después de este destierro
muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre,
oh clementísima,
oh piadosa
oh dulce Virgen María.

Ruega por nosotros, santa Madre de Dios,
 para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.

 Amén.