Virgen María, Madre de la sonrisa

 

 

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Igual que la caricia, como el leve
temblor de vientecillo en la enramada,
como el brotar de un agua sosegada
o al fundirse de la nieve,
debió ser, tan dulce, tu sonrisa,
OH, Virgen Santa, Pura, Inmaculada,
al sentir en tu entraña la llegada
del Niño Dios como una tibia brisa.
Debió ser tu sonrisa tan gozosa,
tan tierna y tan feliz como es el ala
en el aire del alba perezosa,
igual que el río que hacia el mar resbala,
como el breve misterio de la rosa
que, como aroma, toda el alma exhala.

Amén.