Festividad de Nuestra Señora la Virgen del Pino

+ Ramón Echarren Ystúriz. Obispo de Canarias

 

8 de septiembre de 2005

- Miq. 5, 2-5a
- Salmo: 12, 6ab. 6cd
- Rm. 8, 28-30
- Mt. 1, 18-23


Queridos hermanos sacerdotes. Excmo. Sr. Representante del S. M. el Rey. Dignísimas Autoridades civiles, militares, jurídicas, de las fuerzas de seguridad y de los Ayuntamientos. Queridos miembros del Cuerpo Consular. Queridos religiosos y queridas religiosas. Hermanas y hermanos todos, de Teror y de todas las Parroquias de nuestra Diócesis:

Un año más, nos congrega en esta su Basílica de Teror, nuestra Patrona, Ntra. Sra. la Virgen del Pino. Lo hacemos en esta ocasión con un especial agradecimiento a Dios puesto que celebramos también el centenario de su Coronación Canónica. Y un años más venimos a encontrarnos con nuestra tan querida y tan venerada imagen. Lo hacemos, como siempre, buscando la acogida maternal de la Virgen María, la Madre de Jesús y Madre de la Iglesia, nuestra Madre del Cielo. Lo hacemos no sólo a título personal, sino acompañados espiritualmente por nuestros enfermos e impedidos, por tantos y tantos ancianos que no pueden venir; acompañados por los más pobres y excluídos, por esos inmigrantes que nos llegan huyendo de una muerte cierta o buscando simplemente subsistir, y también acompañando espiritualmente a los muchos que no creen o dudan, y para los que odian a la Iglesia, a los cuales perdonamos y les tendemos nuestras manos, apoyadas en las de la Virgen María, ofreciéndoles nuestro amor y nuestro diálogo.

Porque Ntra. Sra. la Virgen del Pino nos hace presente a la Virgen María, y la Virgen María, no sólo es la Madre del Señor-Jesús, sino también la Madre de nuestra Iglesia, de esta Iglesia del Señor tan incomprendida, tantas veces denostada y calumniada. Y no sólo porque algunos de los que la componemos merezcamos que nos corrijan nuestros fallos, muchos de ellos reales, sino porque el odio y la incomprensión de no pocos poderosos, acaso debido a sus frustraciones personales o colectivas, acaso debido a la intranquilidad de sus conciencias, vuelcan su agresividad contra la Iglesia, al margen de toda objetividad, con el deseo, expreso o tácito, de destruirla y de eliminar los mensajes, particularmente los morales, del Evangelio del Señor-Jesús.

Y unidos a la Virgen María, a Nuestra Señora la Virgen del Pino, nosotros, los que creemos en el Señor y en su Evangelio, escuchamos llenos de paz y de amor, que Jesús nos dice en no pocas ocasiones, que no tengamos miedo, que no temamos, que esperemos incluso contra toda esperanza, que devolvamos bien por mal, que pongamos la otra mejilla, que dialoguemos sin descanso, que olvidemos las ofensas, que perdonemos setenta veces siete las ofensas que nos hacen, que perdonemos como el Señor, el Hijo de Dios e Hijo de María, cuando ya en la cruz, perdonó a los que le crucificaban...

No tengamos miedo!. No temamos, queridas hermanas y queridos hermanos, puesto que las puertas del infierno no prevalecerán contra la Iglesia del Señor!

Todo ello y mucho más, nos dice la Virgen María, Nuestra Señora la Virgen del Pino, en nombre de su Hijo, del Señor-Jesús.

Pero también nos dice que si no le confesamos al Señor y no confesamos y defendamos a su Iglesia, que es su Cuerpo Místico, ante todos los hombres, el Señor no nos confesará a nosotros ante el Padre, el Día del Juicio definitivo.


Y nos dice, además, Ntra. Sra. La Virgen del Pino, la Virgen María, en nombre del Señor, que defendamos sin descanso, no sólo a Él y a su Iglesia, sino también a los más pobres y excluídos, a los inmigrantes, a los que carecen de todo, a los ancianos y niños desvalidos. Y que denunciemos todo lo que denigra y deshumaniza al ser humano, para la salvación de los propios pecadores, de esos poderosos cargados de egoísmo. Nos dice que denunciemos, llenos de amor, sin agresividad, a los que construyen una política que olvida a los más débiles; a los que legislan apoyando con leyes injustas a los grupos de presión que sólo buscan su propio poder y crecer en su bienestar; a los que legislan contra la vida, contra la familia, contra una educación integral, contra los que creemos, y que realizan todo ello haciendo caso omiso del bien común y del respeto debido a los Derechos Fundamentales de la Persona Humana, tal como los promulgó, las Naciones Unidas allá por 1948... Y nos dice, por último, que denuciemos, con amor y sin agresividad, a los que desde los distintos poderes (sociales, políticos, económicos, judiciales, legislativos, mediáticos...), degradan la convivencia democrática, intentando amordazar a la Iglesia y a los cristianos..., negándoles el derecho de expresión, procurando que la doctrina de Jesús no sea proclamada, insultando a los cristianos y a la Iglesia porque defienden el Evangelio y sus exigencias morales y sociales, políticas y económicas... y por añadidura, apenas se preocupan de los más pobres, de los que carecen de todo, de los más humildes que carecen de todo bienestar!.

Virgen María, Ntra. Sra. del Pino, coronada canónicamente hace 100 años, intercede ante el Padre, en nombre de Jesús, para que el Espíritu Santo, nos llene de audacia profética y de fidelidad al Evangelio, para que seamos testigos valientes de la Buena Noticia del Señor, denunciando tantos pecados y tantas injusticias, y que lo hagamos por amor a los pecadores, para que se salven y vivan, y por amor a las víctimas de sus pecados, es decir, los enterrados en la miseria!.

Y que nos ayude a perdonar y amar, incluso a los que nos calumnian y persiguen, en Canarias y en el mundo entero!. Que así sea!.