La Inmaculada, mensaje de Dios

+ Mons. Francesc Xavier Ciuraneta Aymí, Obispo de Lleida, España

 

 4 diciembre 2005

Una hoja de papel, puesta encima del escritorio, estaba llena de rayas y dibujos que seguían diferentes direcciones. Parecían señales de alguna cosa. Una pluma, llena de tinta, se había entretenido haciendo aquellos signos.

“¿Por qué me has tratado así?”, dijo resentida la hoja de papel a la tinta”. “¿No podías evitarme esta humillación? ¡Estaba tan blanca y limpia! Y tú me has ensuciado con tu negro infierno. Me has echado a perder para siempre”. 

“Espera”, le respondió la tinta. “Yo no te he ensuciado”. Te he revestido de símbolos. Ahora ya no eres una simple hoja de papel. Te has convertido en un mensaje. Tú puedes transmitir los secretos del pensamiento de la mente humana. Eres un instrumento magnífico”.

Pero, cuando ordenaba el escritorio, una señora vio un montón de hojas. Las recogió para echarlas al fuego. Pero advirtió que había una “hoja” manchada por la tinta y la separó de las otras, que acabaron en el fuego.

La Virgen María, como la hoja de papel, por la acción de la tinta, se convirtió en portadora de un mensaje, por la acción de la gracia de Dios, que la eximió de todo pecado y la enriqueció con todo tipo de gracias, es un mensaje de Dios para nosotros.

Celebramos el día 8 la Fiesta de la Inmaculada Concepción. Ella, por un especial privilegio de Dios y anticipándole los méritos de su Hijo muerto en la Cruz, fue concebida sin pecado original. Fue santísima desde el primer momento de su existencia. Por un privilegio especial Dios quiso que fuera concebida sin pecado original. Este privilegio no la aleja de nosotros. Al contrario, nos la acerca, siendo un mensaje de esperanza para todos nosotros que, si somos fieles a la gracia de Dios, éste puede realizar en nosotros cosas grandes, como en la Virgen María. Nos recuerda San Pablo: “Nos eligió en Cristo antes de crear el mundo, para que fuésemos santos, irreprensibles a sus ojos” (Ef.1, 4). Todos estamos llamados a seguir el camino de la santidad. Y la Virgen María, como dice la liturgia de la fiesta, es para nosotros “abogada de la gracia y ejemplo de santidad”.

+ Francesc Xavier, Obispo de Lleida