San José, un testimonio espléndido de fidelidad

+ Mons. Antonio Dorado Soto. Obispo de Málaga, España

 

2006-03-19

La publicidad comercial habla del Día del Padre (...) pero más allá de los regalos, las familias católicas pueden aprovechar esta fecha para revisar su manera de ser padres

San José no sólo es una de las personas cristianas más eminentes, sino que ocupa un lugar de privilegio en la Historia de la Salvación. Con palabras de San Bernardino de Siena, “hizo las veces de padre de nuestro Señor Jesucristo y fue verdadero esposo de la Reina del universo y Señora de los Ángeles. 

José fue elegido por el eterno Padre como protector y custodio fiel de sus principales tesoros. Esto es, de su Hijo y de su Esposa, y cumplió su oficio con insobornable fidelidad (...) ¿No es éste el hombre privilegiado y providencial por medio del cual la entrada de Cristo en el mundo se desarrolló de una manera ordenada y sin escándalos?”. Es natural que los seguidores de Jesucristo honremos su memoria con especial devoción. 

Y dado que este año coincide con el domingo tercero de Cuaresma, la Iglesia ha trasladado su fiesta al lunes 20 de Marzo. En mi condición de Obispo, he invitado a los sacerdotes a celebrar con especial esplendor dicha jornada y a facilitar al Pueblo de Dios la participación en la Eucaristía. Y es que San José nos recuerda el misterio central de la fe cristiana: que el Hijo de Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. 

Los medios de comunicación y la publicidad comercial hablan del Día del Padre. Es un dato social que está ahí, pero más allá de los regalos, las familias católicas pueden aprovechar esta fecha para revisar su manera de ser padres. Porque José nos recuerda su actitud de escucha a Dios y de fidelidad a sus designios. Las leves pinceladas que hay en los evangelios sobre él nos le presentan como un hombre verdaderamente bueno y como un gran creyente, que antes de tomar ninguna decisión, buscaba la voluntad de Dios. No es extraño que con su testimonio y con sus palabras lograra, junto con María su esposa, ser un educador excepcional y un formidable testigo de fe para Jesús niño y para Jesús adolescente. 

No vivió para sí mismo, sino que antepuso siempre el bien de los demás. H o y, cuando son tantos los padres que no piensan en el sufrimiento de sus hijos a la hora de romper el matrimonio, cuando se antepone el propio capricho al bien de la familia y cuando se vive sin referencias a Dios y al margen del Evangelio, San José es un testimonio provocador de obediencia a Dios, de fidelidad a los suyos por encima del propio interés y de capacidad para superar las situaciones difíciles con la ayuda de Dios. Me gustaría de veras que hoy fuera el Día del Padre, el día de aprender a ser padre y de regalar al otro toda la ternura y el cariño de la que es capaz una persona que se pone en las manos de Dios. Pues lo que hace auténticamente grande a la familia cristiana es el amor; ese amor que se alimenta dándose y que ama a los demás por lo que son, nunca por lo que puedan valer. 

Y dado que hoy celebramos también el Día del Seminario, los padres cristianos no debéis olvidar lo que dice el Concilio, cuando afirma que las familias, “animadas por el espíritu de fe, amor y piedad, llegan a constituirse en el primer seminario” en el que brota y se consolida la vocación sacerdotal, una de las gracias más hermosas que Dios os puede conceder a los padres.