Carta Pastoral sobre el Santísimo Rosario de la Bienaventurada Virgen María

+ Mons. Bosco Vivas Robelo, Obispo de León

 

1 de Octubre Año del Rosario 2003

A los Sacerdotes Diocesanos

Religiosos y Religiosas de la Diócesis

a todos los fíeles Católicos de León y Chinandega.

Hermanos y hermanas:

Al escribirles esta carta sobre el Santísimo Rosario de la Virgen María cumplo un deseo muy grande que he llevado guardado en mi corazón desde hace mucho tiempo.

Porque hablar del Rosario es hablar de algo queridísimo para mi e importantísimo para todos nosotros.

Porque me da la oportunidad de proclamar las grandezas del Señor con María su Madre por todos los beneficios que cada día se nos conceden.

Porque es urgente levantar la esperanza en los tiempos difíciles y críticos que vivimos, lo cual se puede lograr por medio del Rosario.

Para implorar el socorro y la mediación de la Virgen sobre nuestra Diócesis, sobre nuestras familias y sobre nuestra Patria.

Para secundar el deseo el Papa Juan Pablo II que ha querido que en la Iglesia se celebre el año del Rosario que estamos por clausurar.

Y para que esta devoción a la Virgen del Rosario se afiance cada vez más en la piedad de todos los católicos y católicas de León y de Chinandega.

Junto con María ía Madre de Jesús seamos dóciles al impulso del Espíritu Santo que nos lleva a "remar mar adentro" es decir a realizar la Misión encomendada de anunciar el Evangelio a toda la humanidad y a toda la tierra (Cf. Mt 29, 19-20) (NMI 58)



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I PARTE: EL ROSARIO Y LA VOCACIÓN A LA SANTIDAD

lia voluntad de Dios es la santificación de todos ( 1 Tes. 4, 3) y hacia esa santidad es que el Papa Juan Pablo II ha querido orientar a la Iglesia en los albores del nuevo milenio cristiano.

Por lo tanto, nuestra vida, la vida de la comunidad eclesial y de las familias cristianas deben ir en esta dirección señalada por el Vicario de Cristo. (Cf. NMI, 31).

a) El Espíritu Santo v María,

Sabiendo que la Santidad es vivir en Cristo, con El, por El, y para El, habrá que encontrarse la manera más segura, más santa y perfecta de lograr el objetivo y poder salvamos.

Esta manera es la devoción a la Virgen María, la Madre del Señor y madre de los Cristianos. A ella se le pidió abrir las puertas de la humanidad para recibir al hijo de Dios hecho hombre y ella lo acogió amorosamente en su seno. Y " el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros" (Jn. 1, 14).

Pero además ella cooperó con fe viva y obediencia no solo a la encamación del Verbo sino también colaboró en la obra de la Redención del género humano realizada por Jesucristo en la Cruz. (cf. Jn 19, 26). (cf. LG 57-58). Es por eso que la Iglesia fiel al Don que le hizo Jesús al darle a su Madre como Madre suya, la recibió entre sus dones más queridos y con ella y con su ayuda maternal inició su recorrido o peregrinación en el mundo, llena del Espíritu Santo que a partir de Pentecostés jamás la ha abandonado (Hch. 1, 14).

Este Espíritu es precisamente el que tiene la Misión de santificar. En esta Misión esta también presente la Madre de Cristo que así como por obra del Espíritu Santo entrego a Cristo al mundo, así, bajo la acción amorosa del mismo Espíritu nos engendra uno a uno como miembros del Cuerpo Místico de Cristo, convirtiéndose por tanto en nuestra verdadera Madre espiritual, en Madre de la Iglesia.

b) La Virgen María y la Iglesia

Aceptando estas verdades de nuestra fe católica podremos sentir cómo el Espíritu Santo nos lleva el amor filial y a la veneración especial hacia la Virgen María (LG 68).

Siendo, según las enseñanzas constantes de la Iglesia y según la experiencia de



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los santos y santas que están en el cielo, e incluso, según el testimonio de la misma Señora Santa María en sus apariciones en Lourdes, Fátima, Cuapa ..., siendo, repito, el Rosario, después de la Liturgia y en intima conexión con ella , la oración más bella y eficaz para contemplar los misterios de la vida de Jesús y de su Madre para entrar en comunión vital con dichos misterios no nos queda sino valorar y practicar con perseverancia esta plegaria que siendo tan sencilla es tan poderosa y siendo tan pequeña es tan eficaz.

Gran verdad es que Dios descubre sus secretos a los sencillos y humildes y se los oculta a los soberbios y orgullosos. El Rosario es uno de los secretos de Dios (Cf Mt.11, 25-26)

II PARTE: LOS MISTERIOS DEL ROSARIO a. La Virgen y la Biblia

Si la vida cristiana consiste en "conocer al Padre de los cielos y a su enviado Jesucristo, su Hijo" (Jn 17, 3), esta claro que esta ciencia cristiana esta contenida en la Biblia y particularmente en los Evangelios y en las demás escrituras del Nuevo Testamento.

La Virgen María que "guardaba y meditaba en su corazón" todo lo que hizo y dijo su Hijo Jesucristo (Cf Le. 2, 19, 51) llegando a ser la perfecta discípula, será la mejor maestra para enseñamos "el conocimiento de Cristo que supera toda sabiduría" (Ef.3,19).-

b. La Virgen y la Tradición

La tradición viva de la Iglesia que explaya y amplía la Revelación bíblica, es como un eco o resonancia de la contemplación y meditación de fe de la Virgen María (Cf RM 43).

Podríamos decir que el Espíritu Santo que llenó a la Virgen María desde su Inmaculada Concepción y que prodigiosamente ( ampliando su capacidad receptiva) la colmo en el momento de la encarnación del Verbo y la volvió a colmar en Pentecostés con tal plenitud de gracia que, ella, (después de Jesús y por voluntad de Jesús) puede con esa gracia sobreabundante que posee, conseguimos a todos la amistad y la vida de Cristo, la santidad y la salvación.

Los misterios de Jesús y de su Madre se desarrollan en el espacio y en el tiempo, pero en su raíz, son extratemporales y extraespaciales como lo es el mismo Dios.



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Por esta razón estos misterios surtieron efecto antes de la venida de Cristo al mundo y surtirán estos efectos salvificos hasta el fin del mundo y en la eternidad.

poy, aquí y para nosotros los misterios de Jesús y de María no son meros recuerdos sino acciones con capacidad de salvar comunicándonos la vida de la gracia que es "participación de la vida divina " ( 2 Ped. 1, 4).

c) La Iglesia y su Magisterio

Es por todo esto que la practica de la Iglesia, bajo la autorizada enseñanza de los Papas y el ejemplo de los santos y santas de todos los tiempos, es recurrir a la oración con María, la Madre de Jesús (Hch 1,14) para contrarrestar los males que agobian a la humanidad y a la misma Iglesia y para poner fundamentos sólidos en la instauración del Reino de Dios en la tierra y en cada ser humano.

La Iglesia además tiene comprobado que el recurso a la Madre de Cristo es no solo legitimo y santo sino también necesario y eficaz para revestimos de humildad y confianza en el recurso a Dios y para agradar al mismo Jesús que al entregársenos como Salvador lo quiso hacer por medio de María y con la libre colaboración de ella. A esto habrá que agregar que esta unión de la Madre con su Hijo fue constante durante toda la vida de Jesús en la tierra y es también, para consuelo nuestro, una maravillosa realidad en el cielo donde la Madre viva y gloriosa, reina a la derecha de su Hijo, Rey vencedor de la muerte y Señor del Universo intercediendo por la Iglesia y por todo el mundo.

d) La Liturgia v el Rosario

En la Eucaristía y en la Liturgia de la Iglesia en general, celebramos el Misterio de Cristo al que esta unida su Madre (Cf. EdE. 57) y lo que es admirable: este misterio lo actualizamos en los Sacramentos en beneficio de todas las generaciones.

'Todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y padeció por los hombres participa de la eternidad y domina así todos los tiempos" (Caí. Caí. 1085).

Después de la Liturgia e incluso para mejor disponernos a celebrar la Liturgia, la meditación de los misterios del Rosario "estimula la voluntad para sacar de ellos normas de vida" convirtiéndose este piadoso ejercicio en un eco prolongado de la misma Liturgia (Cf Pablo VI MC 48).

Debo agregar que el Rosario es una practica de oración al alcance de todos. Con el Rosario se alimenta la piedad de los sencillos y de toda persona de buena voluntad.



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"Contemplar los misterios del Rosario, según el Papa Juan Pablo II, en actitud de amor y de fe significa abrirse a la gracia que Cristo nos ha alcanzado con su vida, muerte y resurrección" (RVM 13).

i Hay que decir que con la inclusión de los Misterios Luminosos a continuación de

los Misterios Gozosos y antes de los Misterios Dolorosos y Gloriosos, el Papa Juan Pablo II ha logrado que el Rosario sea plenamente "un compendio del Evangelio" y unas lecciones de Catecismo impartida por la mejor Maestra; (Cf. Cat. Cat. 513) Ella nos enseñará a "hacer lo que Cristo nos diga" (Jn. 2, 5 ) hasta que seamos llevados a la Patria del cielo (Cf LG 68-69 ) "configurados con Cristo" (Cf. Rom. 8, 29; Filp. 3, 10.21).

ffl PARTE : LAS ORACIONES DEL ROSARIO

Es un hecho constatado que el Rosario favorece la contemplación del Misterio Cristiano, lo que conduce a la santidad y hace que "el Cristianismo se distinga por el arte de la oración" (RVM 5).

a) Las oraciones vocales del Rosario

Para hacer más atractiva y dulce esta oración Cristiana-Mariana, la meditación es acompañada por la recitación de las más bellas y santas oraciones vocales de la Iglesia: el PADRE NUESTRO, plegaria compuesta y enseñada por el mismo Jesús (cf Mt. 6, 9-13) el AVE MARÍA oración formada por las palabras del Ángel Gabriel y las de Santa Isabel (Cf. Le. 1, 28. 41, 43) a las que la Iglesia, ( que goza también de la asistencia del Divino Espíritu), agregó la segunda parte.

Después de cada decena de Ave María se reza el GLORIA AL PADRE , que además de ser el canto de los ángeles y santos del cielo (Cf Is. 6, 3; 19,1. 6-7) es un modo de cumplir la voluntad de Cristo que quiere que por El sea glorificado su Padre en el Espíritu Santo. (Cf Jn. 17,1.4-5; Jn 16, 14; Jn 13, 31).

La repetición de estas oraciones en vez de hacer aburrida y pesada la oración ayuda para infundir confianza en el que reza y hasta podemos decir, que induce filialmente (como el hijo que llama reiteradamente a su Madre), a sentir el calor y el amor del corazón maternal de la Madre de Dios y madre nuestra.

b. Orar con fe

La experiencia nos enseña que las oraciones del Rosario acompañando a la meditación, puede hacer maravillas como romper las cadenas del pecado o liberar de los



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vicios, fortalecer al débil y hacer perseverar a quien ya camina hacia la santidad; puede incluso "derribar del trono a los poderosos y encumbrar a los humildes, llenar de bienes a los pobres y dejar vacíos a los ricos". (Le. 1, 51-53).

c. Orar con confianza

La verdad es que no podría ser de otra manera ya que con el Padre Nuestro hablamos con Dios sabiendo que esas palabras (por ser las de su hijo Jesús), siempre son escuchadas; con el Ave María logramos que nuestras débiles e imperfectas oraciones se embellezcan con los méritos de la Virgen a quien invocamos y de ese modo nuestras plegarias se revisten de poder ante el trono de Cristo; por el Gloria al Padre comenzamos ya que en este mundo a gustar y ver "que bueno y dulce es el Señor" (Salmo 34, 9).

e) Orar con perseverancia

En resumen, se puede decir que el Rosario contiene todo el mérito de la oración vocal y toda la virtud de la meditación. El Rosario enlaza maravillosamente la oración con el dogma, logrando que quien devotamente lo reza alcance incluso las más alta cimas de la contemplación y puede perseverar en el buen camino.

Con el Rosario se da cumplimiento al mandato del Señor: "Pidan y recibirán, llamen y se les abrirán las puertas, busquen y encontraran". (Le. 11 ,9-10).

Es precisamente el pueblo fiel quien mejor conoce y saborea la seriedad y belleza de este método sencillo de oración y plegaria. Por eso en toda ocasión alegre o triste, en tiempos de serenidad y de lucha contra las tentaciones, en familia y personalmente, todo católico que siente con su Iglesia, recurre a la Madre de Dios y se coloca bajo su patrocinio maternal y (se puede atestiguar) que nunca el creyente ha quedado defraudado o burlado en su esperanza.

Oremos pues perseverantes con el Rosario en la mano y seremos también nosotros testigos de la verdad de todo lo dicho. La Virgen no le falla a quien en ella se ampara, ya que como dicen los santos ella no se deja vencer en generosidad y como su Divino hijo, Ella es siempre fiel aún en el caso de que nosotros no lo seamos.

IV PARTE: EL ROSARIO EN LA VIDA

Siendo el Rosario, como hemos dicho, una oración poderosa contra el demonio y el pecado y un arma invencible contra las fuerzas tenebrosas que muchas veces nos



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asedian (Cf. Ef 6, 10-12 ), no estará de más agregar que esta oración del Rosario es AHORA actual, urgente y necesaria.

a) El Rosario es actual

La señal de una buena salud espiritual de una persona y de una sociedad humana es la paz y la armonía de unos con otros, con Dios y con la naturaleza. Si falta la paz en el corazón y la paz social tendremos que decir que las "tinieblas y las sombras de la muerte" (LC. 1, 79) se extienden sobre la tierra y sobre las personas en particular.

Es doloroso ver cuantas personas humanas redimidas por la sangre de Cristo (1 Ped. 1, 18-19) de todo sexo, edad y condición social se encaminan hacia la ruina eterna.

b) El Rosario es misión

Atraer a todas esas personas y a todo el mundo hacia Jesucristo es la misión de la Iglesia y de cada bautizado y confirmado en su fe católica.

La influencia del demonio es grande en las modas, en los espectáculos, en los medios de comunicación social, en las diversiones etc.

El crimen, la mentira, la inmoralidad, la corrupción de menores, la violencia domestica y social, las escandalosas diferencias entre quienes tienen dinero y poder exagerado y los que no tienen trabajo, educación, alimentación y ni la posibilidad de hacerse oír y de protestar, son situaciones que claman al cielo.

Existe en algunas familias o grupos una ceguera y una insensibilidad ante el sufrimiento y la miseria de muchos hermanos y hermanas nicaragüenses que nos hace temer que se estén creando las condiciones para que retornen las luchas de clases y el odio que es el que las provoca.

c) El Rosario y la realidad Nacional

En estas circunstancias, no serán los planes hechos sin base realista; ni los decretos, juicios o leyes que muchísimas veces están viciados; ni las actitudes autoritarias y despreciativas de los pobres; no serán estas cosas, repito, las que levantarán la esperanza y las que evitaran el retomo a situaciones extremas de opresión y violencia. Será mas bien, en primer lugar, el recurso a Dios por medio de la Virgen. Recordemos



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que con Cristo "todo lo podemos" y que sin El somos inútiles para sanar de raíz estos problemas. (Cf. Jn. 15, 4-7; Flp. 4, 13; 2da Cor. 12, 9-10 ). i,

Debo decir, pues, que es el momento de orar insistentemente para vencer el mal y lograr poner fundamentos sólidos en la renovación de la familia y de la sociedad. Aquí y ahora tiene, un lugar importante el Rosario de la Virgen María .

d ) El Rosario es compromiso

Pero, junto al recurso al Señor, es indispensable, (porque así lo quiere Dios) que pongamos todo lo que este de nuestra parte con métodos cívicos, diálogos y acuerdos políticos y sociales en los que cada quien aporte o ceda algo por el bien común.

Para esto es necesario que la respetable profesión del periodismo sea ejercida responsablemente, con objetividad y en apego a la verdad que nunca busca privilegios económicos para grupos o familias.

Que las clases ricas económicamente se sensibilicen y sean capaces de administrar de tal manera sus bienes que no se empobrezca mas a los pobres y mas bien se nivelen las situaciones injustas ( 2 Cor. 8, 13-15).

Que quienes tengan altos cargos en la Nación sean concientes que la autoridad y el poder mejor empleados son los que tienen como meta el servir al bienestar de quienes les están encomendados sin distinción alguna o privilegio de clase o familia.

Y que los países amigos nos apoyen para que seamos los nicaragüenses los que busquemos los medios y emprendamos el camino de la reconciliación que se ha interrumpido y hasta ha retrocedido poniendo en riesgo el futuro del país.

d) El Rosario y la Esperanza Cristiana

Seria largo hacer un recuento de las dificultades y de los problemas que tenemos que superar y de las heridas que debemos sanar.

Es en estas circunstancias y en estos momentos que los cristianos debemos "dar razón de nuestra esperanza" (IPed. 3, 15) y mientras tomamos en la mano el Rosario de la Virgen María y con los nombres de Jesús y María en los labios y en el corazón, emprendamos decididamente la instauración del Reino de Cristo en nuestra Diócesis y en nuestros hogares con nuestra participación ciudadana y el cumplimiento fiel de los deberes de nuestra vocación particular.



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e) El Rosario v la Familia

Si, hermanos y hermanas, es en el hogar donde debemos fijar en primer lugar nuestras miradas para que sea la familia, que es la base de toda sociedad humana, la que, preservada de tantas acechanzas perversas contra ella, sea sanada y fortalecida por la palabra de Cristo, con el auxilio de María y con la gracia del Espíritu Santo.

Y aunque las situaciones familiares sean dolorosas y difíciles no olvidemos que los designios de Dios superan siempre nuestros pensamientos humanos y que aun cuando estos designios divinos, sean dolorosos para nosotros y los que amamos, están siempre inspirados por el mas tierno amor de Cristo y de su Madre hacia cada uno de nosotros y de nuestros seres queridos.

La salvación de la Familia será un paso firme hacia la construcción de la paz social y de la reconciliación Nacional.

CONCLUSIÓN: VIDA, DULZURA Y ESPERANZA NUESTRA

Por todo lo dicho en esta Carta nos habremos dado cuenta de la gran eficacia pastoral que tiene el Rosario y de la fuerza renovadora de vida cristiana que constituye. Así lo ha querido Cristo y así lo experimentamos en la Iglesia.

Cuanta serenidad sentimos estando con María y cuanta seguridad tenemos de que, junto a la Madre de Jesús y madre nuestra, el Bien tiene garantizado la victoria sobre el mal y sobre el pecado del mundo. No en vano Ella es la causa de la alegría de la iglesia y de los Nicaragüenses en especial.

María hace más amable la vida y mas dulce la esperanza en la vida eterna.

Que la luz de Cristo y el resplandor de la Virgen lleguen a todos ustedes, hermanos y hermanas de León y de Chinandega y especialmente a quienes se encuentran con mayores necesidades: a los niños, los enfermos, los prisioneros, los ancianos, los pecadores, los alejados y los difuntos. Para todos tiene preparado el Señor algo grande y hermoso a través de su Santísima. Madre. Perseveren en el rezo del Rosario y sean propagadores de esta santa devoción. Si así lo hacen estoy seguro que sus nombres están escritos en el libro de la vida (Cf. Fil 4, 3).

León, 1 de Octubre Año del Rosario 2003